Página 296 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 4
al calor opresivo de Massachussets hizo que éste pareciera aún más
insoportable. Quise dirigirme a los asistentes, a pesar de mi gran
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fatiga, y recibí fuerzas para dar mi testimonio. Las palabras salían di-
rectamente del corazón. En esa región se necesitó mucho trabajo. Se
habían levantado nuevas iglesias desde la última reunión de campo.
Muchas preciosas almas habían aceptado la verdad y necesitaban
ser conducidas hacia un conocimiento de la piedad práctica aún más
profundo. El Señor me dio libertad para dar mi testimonio.
En una ocasión, durante esa reunión, hice algunas observaciones
sobre la necesidad de vestir con sobriedad y la economía en los
dispendios. Existe el peligro de ser descuidado e irreflexivo en el
uso del dinero del Señor. Los jóvenes que se unen al trabajo en las
tiendas deberían poner cuidado de no permitirse gastos innecesarios.
A medida que las tiendas penetran en nuevos campos y el trabajo
misionero se amplía, las necesidades de la causa son mayores y, sin
caer en la mezquindad, en este asunto deberá aplicarse la más rigu-
rosa economía. Es mucho más fácil acumular facturas que pagarlas.
Hay muchas cosas que, aun siendo adecuadas y agradables, no son
necesarias, por lo que prescindir de ellas no causa sufrimiento. Es
muy fácil multiplicar las facturas de hotel y los gastos de ferrocarril,
gastos estos que se podrían evitar o, cuando menos, reducir en gran
medida. Hemos ido y regresado a California doce veces y no hemos
gastado un dólar en banquetes o en el vagón restaurante. Hemos
comido de lo que llevábamos en nuestras cestas. Al cabo de tres días
los alimentos se vuelven un poco secos, pero esto se suple con un
poco de leche o caldo caliente.
En otra ocasión me referí a la santificación genuina, que no es
otra cosa que una muerte diaria al yo y la conformidad diaria a la
voluntad de Dios. Mientras estuve en Oregón se me mostró que la
ponzoñosa influencia de lo que se ha venido a llamar santificación
ponía en peligro algunas de las jóvenes iglesias de la Asociación
de Nueva Inglaterra. Algunos podrían caer víctimas del engaño
de esa doctrina mientras que otros, conocedores de su influencia
engañosa, podrían apercibirse de su peligro y apartarse de ella. La
santificación de Pablo es un conflicto constante con el yo. Dijo:
“Cada día muero”.
1 Corintios 15:31
. Su voluntad y sus deseos
entraban en conflicto diario con la voluntad de Dios. En lugar de
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