Página 298 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 4
ardientemente que muchos que no daban señales de haber sido ben-
decidos por Dios se pudieran beneficiar de la reunión. Ansío ver a
esas amadas personas alcanzando sus elevados privilegios.
Salimos del campamento el lunes sintiéndonos casi exangües.
Decidimos asistir a las reuniones de campo de Iowa y Kansas. Mi
esposo había escrito que se reuniría conmigo en Iowa. Puesto que nos
era imposible asistir a la reunión de Vermont, de Maine nos dirigimos
directamente a South Lancaster. Yo tenía muchos problemas para
respirar y el corazón me afligía constantemente. Me alojé en la
tranquila casa de la hermana Harris, quien hizo todo cuanto estaba
en su mano para ayudarme. El jueves por la tarde reemprendimos
el viaje hacia Battle Creek. A causa de mi estado de salud, no me
atreví a seguir adelante en el ferrocarril y nos detuvimos en Rome,
Nueva York, donde hablé el sábado. La asistencia fue elevada.
El lunes en la mañana visitamos al hermano y la hermana Abbey
en Brookfield. Tuvimos una entrevista muy fructífera con esta fami-
lia. Estábamos realmente interesados en que ellos finalmente fueran
victoriosos en la vida cristiana y ganaran la vida eterna. Deseábamos
profundamente que el hermano Abbey venciera su desánimo y se
entregara sin reservas en los méritos de Cristo y al tener éxito en su
lucha, llevara al fin la corona de la victoria.
El martes tomamos el ferrocarril hacia Battle Creek y al día
siguiente llegamos a casa. Me sentía feliz de poder descansar y
recibir tratamiento en el sanatorio. Sentí que era favorecida por
gozar de las ventajas de esa institución. Los auxiliares eran amables
y atentos, y en cualquier ocasión del día o la noche estaban prontos
a hacer lo indecible para aliviar mis sufrimientos.
En Battle Creek
La reunión de campo general se celebró en Battle Creek, del 2 al
14 de octubre. Fue la mayor asamblea que jamás hubieran celebrado
los adventistas del séptimo día. Estaban presentes más de cuarenta
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ministros. Nos alegró ver a los hermanos Andrews y Bourdeau de
Europa y al hermano Loughborough de California. En esa reunión
hubo representaciones de la causa en Europa, California, Texas,
Alabama, Virginia, Dakota, Colorado y todos los estados del Norte,
desde Maine hasta Nebraska.