Página 316 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 4
como ella, tiene propiedades conservadoras, y a la levadura, la cual
ejerce su poder transformador en secreto.
Aquellos a quienes Cristo ha unido consigo mismo trabajarán,
en la medida que a ellos concierne, diligentemente y de manera per-
severante, siguiendo su modelo, para salvar las almas que perecen
a su alrededor. Alcanzarán a las personas con oración ferviente y
sincera, y esfuerzo personal. Para los que se han convertido com-
pletamente a Dios, que disfrutan la comunión con él, es imposible
ser negligentes ante los intereses vitales de aquellos que perecen
apartados de Cristo.
El ministro no debe cargar con toda la tarea, sino que debe unir
a su persona a todos los que se han afianzado en la verdad. De ese
modo los capacitará para que puedan trabajar una vez él se haya
ido. Una iglesia que trabaja siempre será una iglesia en crecimiento.
Ayudar a los demás será para sus miembros un estímulo y un tónico
que los fortalecerá y los alentará.
Una vez leí sobre un hombre a quien, estando de viaje un día de
invierno, andando en medio de la nieve amontonada por el viento, el
frío lo había paralizado tanto que casi había perdido la vida. Cuando
casi había perecido congelado, víctima del abrazo del viento helado
y estaba a punto de abandonar la lucha por la vida, escuchó los
gemidos de otro viajero que, como él, también estaba a punto de
perecer víctima del frío. Su humanidad se levantó para rescatarlo.
Frotó las extremidades cubiertas de escarcha del desdichado hasta
que, tras un gran esfuerzo, consiguió ponerlo en pie y, puesto que
no se podía tener derecho, le pasó los brazos alrededor del cuerpo y
cargó con él a través de los montones de nieve que, unos momentos
antes, había pensado que no conseguiría cruzar. Cuando hubo llevado
a su compañero a un lugar seguro, su mente se iluminó con el
destello de la verdad: al salvar a su vecino también se había salvado
a sí mismo. Sus sinceros esfuerzos para salvar a otro aceleraron la
sangre que se estaba helando en sus venas y creó un saludable calor
en las extremidades del cuerpo.
Estas lecciones deben ser repetidas continuamente a los jóvenes
creyentes, no como un precepto, sino como un ejemplo de que en
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su experiencia cristiana pueden alcanzar resultados similares. Los
que están desfallecidos y piensan que el camino a la vida está lleno
de fatigas y dificultades deben ponerse manos a la obra para ayudar