Página 334 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 4
Sus mentes están pervertidas. “El temor de Jehová es el principio
de la sabiduría”.
Proverbios 9:10
. Desconfíen de ustedes mismos y
sean celosos, pero nunca usen sus lenguas para expresar los celos
que sus corazones sienten hacia otros. Tienen ante ustedes una
gran tarea por hacer, humillarse tanto ante Dios que él acepte su
arrepentimiento. Hasta este momento ustedes han sido oyentes pero
no han pasado a la acción perseverante ante el mundo. Una y otra
vez han admitido que estaban equivocados, pero la mente carnal ha
permanecido inamovible. Los sentimientos han provocado pequeños
cambios, pero no ha habido una reforma del principio. Vi que ha
llegado el momento en su caso en que es preciso pasar a la acción
para que se produzca un cambio radical en sus vidas. La iglesia de
Dios no puede aceptar sus maneras ásperas y su cristianismo poco
exigente.
Hermanos, con uno de ustedes en un lugar basta. Entre ustedes
hay contiendas y disensiones constantes. Están llenos de odio y se
detestan mutuamente. Pero, aunque son notables para los que están
en el mundo y se relacionan con ustedes, se encuentran tan lejos de
Dios que no pueden pensar otra cosa que no sea que tienen razón.
Cada uno necesita una visión más cercana de Cristo para poder
discernir con más claridad en qué consiste ser como él. A menos que
cambien sus maneras, y venzan completamente su comportamiento
pomposo, dictatorial y descortés, deshonrarán la causa dondequiera
que vayan. Habría sido mejor que nunca hubiesen nacido. Ha llegado
el momento en que deberán escoger entre ir a la derecha o a la
izquierda. “Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él”.
1 Reyes 18:21
. El deforme carácter que han desarrollado es una
deshonra para el cristianismo. Ninguna iglesia prosperará bajo su
gobierno y guía porque no están unidos a Dios. Son vanidosos,
orgullosos, pagados de sí mismos, y harán que los demás se amolden
al mismo patrón.
La iglesia de Dios ha cargado durante mucho tiempo con sus
acciones y maneas anticristianas. Que Dios los ayude a ver y sentir
que sus intereses eternos demandan una transformación completa.
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Su ejemplo aleja a otros de la pura y elevada senda de la santidad.
Los grandes hombres de verdad son, invariablemente, modestos.
La humildad es una gracia que los adorna de manera natural. Los
que en sus mentes han almacenado conocimientos útiles y detentan