Página 357 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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La religión en la vida diaria
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Apreciado hermano, Dios lo ama y es muy paciente con usted,
aun a pesar de sus errores y equivocaciones. Tenga en cuenta el tierno
y el misericordioso amor que Dios muestra en su favor; ¿no debería
usted mostrarse con sus hijos más amable, contenido, paciente y
dispuesto a perdonar? Su severidad y aspereza aleja sus corazones.
No puede darles lecciones de paciencia, contención, mansedumbre y
amabilidad cuando usted mismo se muestra arrogante y violento en
su trato con ellos. Llevan en el carácter el sello que sus padres han
puesto en él. Si desea aconsejarlos y dirigirlos, e impedir que sigan
algún camino equivocado, el objetivo no se conseguirá con aspereza
y lo que a ellos les parece tiranía. Cuando, con temor de Dios, pueda
advertirlos y aconsejarlos con toda la solicitud y el tierno amor que
un padre debe mostrar por su hijo descarriado, les demostrará que en
la verdad hay poder para transformar a los que la reciben. Cuando
sus hijos actúan en desacuerdo con sus ideas, en lugar de mostrarse
afligido por sus errores, y orar fervientemente con y por ellos, se deja
llevar por la pasión y se comporta de manera que no les hace ningún
bien, sino que sólo consigue que su afecto se debilite y, finalmente,
se separen de usted.
Su hijo menor es perverso. No obra correctamente. Su corazón
está en rebelión contra Dios y la verdad. Se encuentra sometido a
influencias que lo vuelven brusco, áspero y descortés. Es una prueba
para usted y, a menos que se convierta, será un gran lastre para su
paciencia. Sin embargo, la brusquedad y la severidad dominante no
lo reformarán. Haga cuanto pueda por él siguiendo el espíritu de
Cristo, no el suyo propio; ni se deje llevar por la influencia de la
pasión. Le es preciso controlarse en el trato con sus hijos. Recuerde
que la Justicia tiene una hermana gemela, la Misericordia. Cuando
ejerza la justicia, muéstrese misericordioso, tierno y amoroso y sus
esfuerzos no serán vanos.
Su hijo tiene una voluntad perversa y necesita la disciplina más
juiciosa. Considere cómo ha sido el entorno de sus hijos, cuán desfa-
vorable para la formación de un buen carácter. Necesitan compasión
y amor. El menor se encuentra en el período más crítico de la vida.
El intelecto está en proceso de formación y las aficiones se están
grabando. Toda la futura carrera de este joven quedará determinada
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por el rumbo que ahora tome. Está a punto de entrar en una senda
que puede llevarlo a la virtud o, en cambio, emprender la vía que