Página 359 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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La religión en la vida diaria
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Podrás engañarte y creer que eres feliz, pero no podrás conocer la
verdadera felicidad. El carácter se deforma con la complacencia en
el pecado. El peligro está al acecho en cada escalón que se desciende
y los que podrían ayudar a los jóvenes no se dan cuenta de ello. No
se manifiesta el tierno y amable interés que debiera mostrarse por los
jóvenes. Muchos podrían ser protegidos de influencias pecaminosas
si estuvieran rodeados de buenas amistades y escucharan palabras
amables y amorosas.
Apreciado hermano, tengo la esperanza de que no se desalentará
porque sus sentimientos lo dominen tan a menudo cuando surge un
obstáculo a sus deseos. No desfallezca. Acuda al Baluarte. Vele y
ore, e inténtelo otra vez. “Resistid al diablo, y huirá de vosotros.
Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros”.
Santiago 4:7, 8
.
Otro punto debe ser abordado. No siempre tiene la suficiente
prudencia para apartarse de la aparición del mal. Corre el peligro
de ser demasiado familiar con las hermanas, de hablar con ellas de
manera liviana e irreflexiva. Eso perjudicará su influencia. Observe
cuidadosamente todos esos puntos. Esté atento al primer ataque del
tentador. Usted es muy nervioso y excitable. El té excita los nervios
y el café embota el cerebro, ambos son muy perjudiciales. Tenga
cuidado con su dieta. Ingiera alimentos saludables y nutritivos y
mantenga su mente en un estado de calma, de manera que no se
excite ni se apodere de usted el apasionamiento.
Usted puede ser de gran ayuda en la oficina porque puede ocupar
un puesto importante si se transforma. Pero tal como es ahora no
alcanzará a hacer lo que debiera. Se me ha mostrado que sus senti-
mientos son rudos y violentos. Es preciso que los suavice, los refine
y los eleve. En todo cuanto haga disciplínese y adopte hábitos que
favorezcan el control de sí mismo. Con el carácter que ahora posee
nunca podrá entrar en el cielo.
“Amados, ahora somos hijos de Dios”.
1 Juan 3:2
. ¿Hay alguna
dignidad humana que iguale a esta? ¿Qué posición puede haber
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más alta que ser llamados hijos del Dios infinito? Usted estaría
dispuesto a hacer grandes cosas por el Maestro; pero aquellas que
lo complacerían más, esas no las hace. ¿No será fiel y vencerá al yo
para que pueda tener la paz de Cristo y el Salvador more en usted?
Su afligido hijo necesita que lo traten con calma y ternura; nece-
sita su compasión. No lo exponga a su carácter enfermizo y a sus