Página 362 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 4
cuando, si hubiese controlado su temperamento y puesto una brida a
su lengua, podría haber evitado muchas de esas insatisfacciones. “La
blanda respuesta quita la ira”.
Proverbios 15:1
. La venganza nunca
ha vencido a un enemigo. Un carácter equilibrado ejerce una buena
influencia en todos los que se encuentran alrededor; pero “como
ciudad derribada y sin muro es el hombre cuyo espíritu no tiene
rienda”.
Proverbios 25:28
.
Piense en la vida de Moisés. La mansedumbre en medio de
murmuraciones, reproches y provocaciones constituía el rasgo más
destacado de su carácter. Daniel tenía un espíritu humilde. Aun-
que estaba rodeado de desconfianza y sospechas y sus enemigos
habían puesto precio a su vida, él nunca se desvió de sus principios.
Mantuvo una serena y tranquila confianza en Dios. Por encima de
todo, permita que Cristo sea su maestro. Cuando fue ultrajado, no
respondió con otro ultraje. Cuando sufrió, no amenazó. Aprenda esta
lección o, de otro modo, nunca entrará en el cielo. Haga de Cristo su
fuerza. En su nombre será más que un conquistador. No prevalecerá
ningún encantamiento contra Jacob ni ninguna adivinación contra
Israel. Si su alma está engarzada en la Roca eterna, estará seguro.
Ni viento ni marea lo apartarán de la justicia.
Ha andado a la deriva por el mundo pero la verdad eterna será
un ancla para usted. Debe guardar su fe. No se mueva por impulsos
ni se entretenga en teorías vagas. La experiencia de fe en Cristo y la
sumisión a la ley de Dios son de la mayor importancia para usted.
Esté dispuesto a aceptar el consejo y las advertencias de los que
tienen experiencia. No se demore en la tarea de conquista. Sea fiel a
usted mismo, a sus hijos y a Dios. Su afligido hijo necesita que lo
trate con ternura. Como padre debería recordar que los nervios que
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se estremecen de placer también pueden estremecerse por el más
agudo dolor. El Señor se identifica con la humanidad sufriente.
Muchos padres olvidan que son responsables ante Dios por
educar a sus hijos para que sean útiles y cumplan con sus deberes,
de modo que sean una bendición para ellos y los demás. A menudo
se consiente a los hijos desde su más tierna infancia, por lo que
los malos hábitos quedan fijados. Los padres han torcido el retoño.
Durante la formación, el carácter se desarrolla; ya sea de manera
deforme, ya sea de manera simétrica y bella. Mientras muchos se
equivocan siendo demasiado indulgentes, otros van en la dirección