Página 373 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Consagración en los ministros
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valoración de nosotros mismos, de manera que somos incapaces
de ver nuestra enorme necesidad. La vanidad y el orgullo llenan el
corazón de los hombres. Sólo la gracia de Dios puede llevar a cabo
una obra de reforma.
Hermano, su tarea es humillarse a sí mismo y no esperar que
Dios lo humille. A veces, la mano de Dios puede ser dura cuando
humilla a lo hombres y los pone en una posición correcta ante él.
Mejor sería mantener el corazón humillado día a día ante Dios. Po-
demos rebajarnos o crecernos con orgullo y esperar que Dios nos
rebaje. Hoy los ministros del evangelio sufren poco por causa de
la verdad. Si como los apóstoles de Cristo y otros santos varones
que los siguieron, fueran objeto de persecución, se acercarían más a
Cristo y esa unión aún más estrecha con el Salvador haría que sus
palabras fuesen potencia en la tierra. Cristo fue varón de dolores y
experimentado en quebrantos. Soportó la persecución y la contradic-
ción de los pecadores; era pobre y sufría hambre y fatiga; el diablo
lo tentó, y sus obras y enseñanzas atrajeron sobre él las más furiosas
iras. ¿Qué nos negamos por causa de Cristo? ¿Dónde está nuestra
dedicación a la verdad? Huimos de aquello que no nos complace y
evitamos las preocupaciones y la responsabilidad. ¿Acaso podemos
esperar que el poder de Dios actúe junto con nuestros esfuerzos
estando tan poco consagrados a la obra?
Hermano, se me mostró que su modelo de piedad es bajo. Le
es preciso tener un sentido de su responsabilidad ante Dios y la so-
ciedad más profundo. Así no se sentirá satisfecho con usted mismo
ni intentará excusarse indicando las deficiencias ajenas. Su conoci-
miento de la verdad no es tan profundo como para poder disminuir
sus esfuerzos para cualificarse para la instrucción de otros. Nece-
sita pasar por una nueva conversión. Sólo así será un ministro del
evangelio capaz y entregado, un hombre piadoso y santo. Dedicar
todas sus energías a la causa de Dios no sería un gesto demasiado
generoso de su parte. Ésta, todavía es una ofrenda pobre que muchos
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de ustedes pueden hacer. Si continuamente sigue a Dios y busca
consagrarse aún más a él, obtendrá nuevas ideas buscando en las
Escrituras.
Para comprender la verdad debe disciplinar y formar la mente
y buscar constantemente las gracias de la genuina piedad. Ahora
apenas sabe en qué cosiste. Cuando Cristo esté en usted tendrá algo