Página 386 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 4
portores deben tener esas cualidades. Algunos hombres adecuados
para esta labor se enrolan en ella, pero algunos ministros carentes
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de juicio los adulan diciéndoles que su don debería emplearse en el
púlpito en lugar de llevar a cabo la labor del colportor. Por lo tanto,
esta obra se empequeñece. Se los influye para que obtengan la li-
cencia de predicador y los mismos que podrían haber sido formados
para ser buenos misioneros visitando familias en sus casas, hablando
y orando con ellas, son capturados para convertirlos en ministros
fracasados. Así, se descuida el campo, en el que tanta mano de obra
se necesita, y en el que se podría llevar a cabo tanto bien por la causa.
El colportor eficiente, al igual que el ministro, debería recibir una
remuneración suficiente por sus servicios si desempeña fielmente su
tarea.
Si hay una tarea más importante que otra es la de presentar al pú-
blico nuestras publicaciones, induciendo así a las personas para que
investiguen en las Escrituras. La labor misionera—la presentación
de nuestras publicaciones a las familias, la conversación y la oración
con y por ellas—es una buena tarea que educará a los hombres y las
mujeres para la labor pastoral.
No todos están dotados para este trabajo. Los seleccionados
deben ser los que demuestren un mayor talento y capacidad, que
aborden la tarea de manera razonable y sistemática y puedan desem-
peñarla con energía perseverante. Debe trazarse un plan con la
máxima minuciosidad y se debe seguir con toda fidelidad. Las igle-
sias de cada lugar deben sentir el más profundo interés por la obra
misionera de la palabra impresa.
Los volúmenes de
Spirit of Prophecy,
y también de los
Testimo-
nios
deben ser presentados a todas y cada una de las familias de los
observadores del sábado y éstos deberían conocer su valor y sentir
la necesidad de leerlos. La idea de reducir al máximo el precio de
esos libros y disponer de sólo un ejemplar en las iglesias no fue la
ocurrencia más acertada. Deberían estar en la biblioteca de todas y
cada una de las familias, quienes deberían leerlos una y otra vez. Es
preciso que estén allí donde muchos puedan leerlos y donde estén al
alcance de todos los vecinos, de manera que se desgasten por su uso
continuo.
Debería haber lecturas vespertinas en las que uno leyera en voz
alta a los reunidos junto al hogar. Hay poco interés en dar la máxima