Página 387 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Nuestras publicaciones
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importancia a la luz dada por Dios y esto tiene mucho que ver con
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los deberes familiares, por lo que se dan instrucciones adecuadas en
todos los casos y circunstancias. Se gasta dinero en té, café, cintas,
fruncidos y adornos, se invierte mucho tiempo y esfuerzos en la
preparación del emperifollamiento, mientras se descuida la obra
interna del corazón. Dios ha hecho que las publicaciones lleven
luz preciosa y las familias deberían poseerlas y leerlas. Padres,
vuestros hijos corren el peligro de andar en dirección opuesta a la
luz que da el cielo; adquiera y lea los libros de manera que sean una
bendición para vosotros y los vuestros. Prestad vuestros ejemplares
de
Spirit of Prophecy
a vuestros vecinos y conseguid que luego
ellos adquieran otros para sí. Misioneros de Dios, debéis ser obreros
honestos, activos y vigorosos.
Muchos van en dirección contraria a la luz que Dios ha dado
a su pueblo porque no leen los libros que contienen la luz y el co-
nocimiento en forma de avisos, reprensiones y advertencias. Las
preocupaciones del mundo, el amor por la moda y la falta de reli-
gión han captado la atención de las personas, desviándola de la luz
que Dios ha dado tan misericordiosamente, mientras los libros y las
publicaciones periódicas que contienen el error circulan libremente
por todo el país. El escepticismo y la infidelidad aumentan en todas
partes. La luz tan preciosa, procedente del trono de Dios, es escon-
dida debajo de un almud. Dios tendrá a su pueblo por responsable
de esta negligencia. Debemos rendir cuentas ante él por cada rayo
de luz que él ha hecho brillar sobre nuestro camino, tanto si ha sido
empleado para nuestro avance en los asuntos divinos como si lo
hemos rechazado porque era más agradable seguir nuestra propia
inclinación.
Ahora disponemos de grandes instalaciones para esparcir la
verdad, pero nuestro pueblo no acude a los privilegios que se le
conceden. En ninguna iglesia se ve ni se siente la necesidad de usar
sus capacidades para salvar almas. No se aperciben del deber de
conseguir suscriptores para nuestras publicaciones periódicas, in-
cluida nuestra revista de salud, y presentar nuestros libros y folletos.
En la obra se necesitan hombres que deseen que se les enseñe la
mejor manera de aproximarse a las personas y a las familias. Su
indumentaria debería ser pulcra, pero no presuntuosa, y sus modales
no deberían desagradar al público. Como pueblo, tenemos una gran
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