Página 406 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

Basic HTML Version

402
Testimonios para la Iglesia, Tomo 4
Pablo pide a sus hermanos corintios que entiendan que, como
obrero del evangelio, podría haber exigido su sostenimiento en lugar
[403]
de recurrir a sus propios medios. Pero estaba decidido a renunciar a
ese derecho por temor de que, al aceptarlos, esos medios de soste-
nimiento se convirtieran en un obstáculo para su utilidad. Aunque
su salud era débil, trabajaba durante el día sirviendo a la causa de
Cristo y por la noche pasaba largas horas, a veces la noche entera,
trabajando para suplir sus necesidades y las de otros. El apóstol
también daba ejemplo a sus hermanos porque dignificaba y honraba
la industria. Cuando nuestros ministros sientan que sufren dificulta-
des y privaciones por causa de Cristo, visiten con la imaginación el
taller del apóstol Pablo y tengan presente que mientras ese hombre
elegido por Dios cose la lona, trabaja para pagar un pan que justa-
mente se ganó trabajando como apóstol de Jesucristo. Cuando el
deber lo llamaba, ese apóstol dejaba sus asuntos para enfrentarse a
los oponentes más violentos y reprender su soberbia y su jactancia
para luego volver a su humilde empleo. Su industria religiosa es
una reprensión a la indolencia de algunos de nuestros ministros.
Cuando tengan oportunidad de trabajar para contribuir a su propio
sostenimiento deben hacerlo con disposición.
Dios nunca quiso que el hombre viviera en la ociosidad. Cuando
Adán estaba en el Edén, se dispusieron medios para su empleo.
Aunque no siempre ganan la carrera los más rápidos ni los más
fuertes vencen en la batalla, el que se ocupa de sus negocios con
mano descuidada se empobrecerá. Los que en los negocios son
diligentes no siempre prosperarán; pero la indolencia y el letargo,
con toda certeza, apesadumbran al Espíritu de Dios y destruyen
la verdadera piedad. El agua estancada se vuelve pútrida; pero un
arroyuelo de aguas cristalinas esparce salud y alegría en el paisaje.
Un hombre de industria perseverante será una bendición allí donde
se encuentre. El ejercicio de las facultades mentales y físicas del
hombre es necesario para su desarrollo completo y correcto.
Los ministros jóvenes deberían estudiar la manera de ser útiles
allí donde vayan. Cuando se les invite a hacer visitas a domicilio,
no deberían sentarse ociosos, sin hacer ningún esfuerzo por ayudar
a aquéllos que les ofrecen su hospitalidad. Las obligaciones son
mutuas. Si el ministro disfruta de la hospitalidad de sus amigos, su
deber es responder a su amabilidad siendo considerado y prudente
[404]