Página 408 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 4
tendrán éxito verdadero si tienen un horario regular para levantarse,
para la oración, para las comidas y para el reposo. Si el orden y la
regularidad son esenciales para los negocios mundanos, cuánto más
no lo serán para hacer la obra de Dios.
Muchos despilfarran las brillantes horas matutinas en la cama.
Una vez ya se han perdido, esas precisas horas son irrecuperables.
Se han perdido para ahora y para la eternidad. Si sólo se pierde una
hora al día, ¡qué despilfarro de tiempo al cabo de un año! Que el
perezoso piense en esto y se detenga a considerar cómo responderá
ante Dios por las oportunidades perdidas.
Los ministros deberían dedicar tiempo a la lectura, al estudio,
a la meditación y a la oración. Deberían almacenar en la mente
conocimientos útiles, memorizando pasajes enteros de las Escrituras,
identificando el cumplimiento de las profecías y aprendiendo las
lecciones que Cristo dio a sus discípulos. Lleve con usted un libro
para poder leerlo durante sus viajes en ferrocarril o mientras espera
en la estación. Emplee cada momento que le quede libre en hacer
algo. De esta manera se cerrará una puerta a miles de tentaciones.
Si el rey David hubiese estado ocupado en algún empleo útil no
habría sido culpable del asesinato de Urías. Satanás siempre está
al acecho para emplear a aquél que no se emplea a sí mismo. La
mente que continuamente lucha por alcanzar la altura de la grandeza
intelectual no tendrá tiempo para perder en pensamientos fútiles,
padres de las malas acciones. Entre nosotros hay hombres muy
capaces que, con un cultivo adecuado, serían de gran utilidad. Sin
embargo, no se esfuerzan y, puesto que no ven delito en descuidar
poner en buen uso las facultades con que el Creador los ha dotado,
se dejan llevar por la comodidad de manera que su mente permanece
sin cultivar. Muy pocos cumplen los deseos de Dios. A esos siervos
perezosos Dios les preguntará: “¿Qué hiciste con los talentos que te
di?” Ese día se descubrirá que muchos, después de haber recibido
un talento, lo envolvieron en un paño y lo escondieron bajo tierra.
Esos siervos improductivos serán arrojados a las tinieblas exteriores.
Mientras tanto, otros que entregaron sus talentos a los cambistas y
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los doblaron recibirán el aplauso: “Bien, buen siervo y fiel; sobre
poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu
señor”.
Mateo 25:23
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