Página 410 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 4
su contemplación de la infinitud de Dios y mayor es su ansia por
obtener suficiente sabiduría para entender las profundas cosas de
Dios.
Como pueblo necesitamos cultivar la mente para suplir las exi-
gencias de nuestra época. La pobreza, el origen humilde y el entorno
desfavorable no deben impedir el cultivo de la mente. Las facultades
mentales deben ser puestas bajo el control de la voluntad y no se
debe permitir que la mente divague o sea distraída con multitud de
temas a la vez, sin que se centre en uno solo. En todos los estudios
surgirán dificultades; pero no desfallezca. Busque, estudie y ore;
enfréntese a las dificultades con hombría y vigor; pida la ayuda de
la fuerza de la voluntad y la gracia de la paciencia; y siga cavando
aún más honestamente hasta que la gema de la verdad aparezca ante
usted, clara, bella y preciosa a causa de las dificultades que ha entra-
ñado descubrirla. No se entretenga en el mismo punto ni concentre
todas las energías de la mente en él, llamando constantemente la
atención de otros, sino que aborde otro tema y examínelo cuidado-
samente. De esa forma un misterio tras otro se irán revelando a su
comprensión. Con este modo de actuar ganará dos victorias. No sólo
habrá conseguido un conocimiento útil, sino que el ejercicio de la
mente habrá incrementado la fuerza y las facultades mentales. La
clave que abre un misterio puede desarrollar también otras preciosas
gemas de conocimiento hasta entonces ocultas.
Muchos de nuestros ministros sólo son capaces de presentar al
pueblo unos pocos discursos doctrinales. El mismo esfuerzo y la
misma aplicación que los familiarizaron con esos puntos los capa-
citarán para ganar la comprensión de otros. Todos ellos deberían
comprender plenamente las profecías y otros temas doctrinales. No
obstante, algunos que hace ya años que predican están satisfechos
de confinarse a unos pocos temas porque son demasiado indolentes
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para escudriñar las Escrituras diligentemente y con oración para
convertirse en gigantes de la comprensión de las doctrinas bíblicas
y las lecciones prácticas de Cristo. Todos deberían almacenar en la
mente el conocimiento de las verdades de la palabra de Dios para
que puedan estar preparados en cualquier momento, cuando sea ne-
cesario, para presentar las cosas viejas y nuevas del almacén. La falta
de celo y esfuerzo duro y sincero ha paralizado y empequeñecido