Página 418 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 4
está ahora cautiva de su poder. El conocimiento santificado que Dios
imparte es de la mejor calidad y hablará de su gloria.
La labor de los maestros de nuestro colegio será ardua. Entre
los que asisten a la escuela habrá algunos que no son sino agentes
de Satanás, no tienen respeto por las normas de la escuela y des-
moralizan a todos los que se relacionan con ellos. Después de que
los maestros hayan hecho todo cuanto puedan para reformar a esta
clase de alumnos, después de que, mediante el esfuerzo personal,
las súplicas y la oración, se hayan esforzado por acceder a ellos y
aun así rechazan todos los esfuerzos hechos en su favor y persisten
en su conducta pecaminosa, será necesario separarlos de la escuela
para que otros no se contaminen con su perversa influencia.
Para mantener una disciplina adecuada y, al mismo tiempo, ejer-
cer un amor compasivo y la ternura por las almas de los que estén a
su cuidado, el maestro necesita un aporte constante de sabiduría y
gracia de Dios. Es preciso mantener el orden. Pero los que aman a
las almas, la adquisición de la sangre de Cristo, deberían hacer lo
indecible por salvar a los descarriados. A menudo, esos pobres peca-
dores están perdidos en las tinieblas y el engaño siguiendo su propio
camino y los que deberían ayudarlos les permiten que avancen solos
hacia su ruina. Muchos excusan su descuido de esos despreocupados
e incontrolados refiriéndose a los privilegios religiosos de Battle
Creek. Dicen que si tales privilegios no los llaman al arrepentimiento
nada será capaz de hacerlo. Las oportunidades de asistir a la escue-
la sabática y escuchar los sermones pronunciados desde el púlpito
son, de hecho, preciosos privilegios. Aun así es posible que pasen
inadvertidos, mientras que si alguien verdaderamente interesado
se acercase a esas almas con amor y compasión podría conseguir
alcanzarlas. Se me ha mostrado que el esfuerzo personal, llevado
a cabo con juicio, tendrá una influencia elocuente sobre esos casos
considerados tan rebeldes. Es probable que no todos tengan un cora-
zón tan duro como aparentan. Nuestra gente de Battle Creek debería
interesarse profundamente por los jóvenes que la providencia de
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Dios ha puesto bajo su influencia. Hemos visto que se ha hecho un
buen trabajo por la salvación de muchos que han acudido a nuestro
colegio; con todo, es posible conseguir más con el esfuerzo personal.
El amor egoísta al “yo y lo mío” impide que muchos cumplan
sus deberes con respecto a otros. ¿Acaso piensan que toda la tarea