Página 421 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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El colegio
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instrumentos por medio de los cuales Dios se revela al hombre. Los
maestros pueden hacer un trabajo mayor de lo que hasta ahora ha-
bían calculado. La mente se moldea y el carácter se desarrolla con
maestros de experiencia interesados. Aun cuando estén marcados
con la mayor de las imperfecciones, con temor de Dios, se deberían
favorecer y fortalecer todos los esfuerzos para desarrollar las más
altas facultades. Las mentes de muchos de los jóvenes son ricas en
talentos que permanecen inútiles porque no se les ha dado opor-
tunidad de desarrollarlos. Sus facultades físicas se han fortalecido
con el ejercicio; pero las cualidades de la mente permanecen ocultas
porque el discernimiento y el tacto dado por Dios al educador no
las han sabido poner en funcionamiento. Es preciso que los jóvenes
reciban ayudas para el desarrollo; es necesario que se los estimule,
se los aliente y se les mueva a acción.
Se necesitan obreros en todo el mundo. La verdad de Dios debe
ser llevada a otros países para que pueda iluminar a los que están en
tinieblas. Dios exige que en este aspecto se muestre un celo infinita-
mente mayor que el que se ha mostrado hasta ahora. Como pueblo,
estamos casi paralizados. No hacemos ni la vigésima parte de bien
que podríamos hacer porque el egoísmo y la soberbia dominan a
la mayor parte de nosotros. La causa de Dios necesita ahora un
intelecto cultivado porque los novicios no pueden hacer el trabajo
aceptablemente. Dios ha diseñado nuestro colegio como un instru-
mento para desarrollar obreros que no lo avergüencen. Hasta ahora
no se ha imaginado la altura que puede alcanzar un hombre con
una cultura adecuada. Entre nosotros se encuentran hombres cuyas
capacidades son superiores a la media. Si sus talentos se pusieran a
trabajar tendríamos veinte ministros donde ahora tenemos uno.
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Los maestros no deben pensar que su deber ha terminado cuando
sus alumnos han recibido instrucción en las ciencias. Deben darse
cuenta de que tienen el más importante campo misionero del mundo.
Si las capacidades de todos los que se han alistado como instructores
se usan de la manera en que Dios desea, serán los misioneros de
más éxito. Es preciso recordar que los jóvenes forman hábitos que,
en nueve de cada diez casos, decidirán su futuro. La influencia de
las compañías con que se rodeen, las amistades que entablen y los
principios que adopten los acompañarán a lo largo de toda la vida.