Página 430 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 4
personas de todas las clases. Entablará amistad con algunos cuyo
ejemplo es una bendición para todos los que entran en su esfera
de influencia. Así mismo, se topa con los que aparentemente son
amables e interesantes y queda prendado de su inteligencia. Sin
embargo, el rasero moral de estos jóvenes es bajo y su fe religiosa,
nula. Durante un tiempo, resiste todas las persuasiones para ceder
a la tentación; pero cuando ve que los que profesan ser cristianos
disfrutan en compañía de estos elementos irreligiosos, sus objetivos
y alta resolución empiezan a tambalear. Le gustan las salidas vivaces
y el espíritu jovial de estos jóvenes y, de manera casi imperceptible,
es atraído, más y más a su compañía. Parece que su fortaleza está
abriendo una vía; su, hasta entonces, valiente corazón se debilita.
Lo invitan a acompañarlos en un paseo y lo llevan a una taberna.
Se piden ostras u otros refrigerios y se siente avergonzado de re-
chazar las atenciones. Piensa que una jarra de cerveza no es motivo
de objeción y la acepta; pero, con todo, todavía siente las agudas
punzadas de la conciencia. No se manifiesta abiertamente del lado
de Dios, la justicia y la verdad; le agrada la compañía de esa clase de
personas, engañosas y sagaces y va un paso más allá. Sus tentadores
le sugieren que no es perjudicial, en absoluto, jugar una partida de
cartas y observar a los jugadores de billar; una y otra vez cede a la
tentación.
A nuestro colegio asisten jóvenes que, sin sospecharlo sus padres,
frecuentan las tabernas, beben cerveza y juegan a las cartas y otros
juegos en los salones de billar. Los alumnos intentan mantener estas
cosas en secreto entre ellos, a la vez que los profesores y los maestros
permanecen en la ignorancia de la obra satánica que se desarrolla
ante sus ojos. Cuando este joven es tentado a seguir una conducta
malvada que debe ser mantenida en secreto, entabla una batalla con
su conciencia; pero el triunfo es para la inclinación. Estaba destinado
a ser un cristiano cuando llegó a Battle Creek, pero es llevado con
constancia y firmeza por la vía descendente. Las malas compañías
y los seductores que se encuentran entre los jóvenes de padres
observadores del sábado, algunos de ellos habitantes de Battle Creek,
descubren que puede ser tentado y, secretamente, exultan a causa
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de su poder y el hecho de que sea débil y se rinda tan fácilmente
a sus seductoras influencias. Descubren que quienes han tenido
la luz y han endurecido sus corazones en el pecado son capaces