Página 480 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 4
las ventajas de sus lecciones y el ejemplo de su vida abnegada y
compasiva a fin de que aprendan de él.
Cuanto más considere el hombre a su Salvador, y llegue a cono-
cerle, tanto más se asemejará a su imagen y hará las obras de Cristo.
La época en que vivimos requiere una acción reformadora. La luz
de la verdad que resplandece sobre nosotros requiere hombres de
acción resuelta y valor moral íntegro, para que trabajen diligente y
perseverantemente en la salvación de todos aquellos que quieran oír
la invitación del Espíritu de Dios.
El amor que debe existir entre los miembros de la iglesia es con
frecuencia reemplazado por críticas y censuras; y éstas se manifies-
tan hasta en los servicios religiosos, en reproches y severas alusiones
personales. Los ministros, los ancianos o los hermanos no deben
apoyar estas cosas. Los servicios de la iglesia deben llevarse a cabo
con un sincero deseo de glorificar a Dios. Cuando los hombres, con
sus peculiaridades, se reúnen en la iglesia, a menos que la verdad
de Dios suavice y subyugue los rasgos duros del carácter, aquélla
quedará afectada y su paz y armonía serán sacrificadas a causa de
estos rasgos egoístas no santificados. Muchos, al tratar de descubrir
las faltas de sus hermanos, descuidan la investigación de su propio
corazón y la purificación de su propia vida. Esto desagrada a Dios.
Cada miembro de la iglesia debe ser celoso de su propia alma y
debe vigilar atentamente sus propias acciones, no sea que obre por
motivos egoístas y sea una causa de tropiezo para sus hermanos
débiles.
Dios toma a los hombres tal como son, con el elemento humano
de su carácter, y luego los educa para su servicio si quieren dejarse
disciplinar y aprender de él. La raíz de amargura, de envidia, de
desconfianza, de celos y aun de odio que existe en el corazón de
algunos miembros de la iglesia, es obra de Satanás. Tales elemen-
tos tienen una influencia perniciosa sobre la iglesia. “Un poco de
levadura leuda toda la masa”.
Gálatas 5:9
. El celo religioso que se
manifiesta al acusar a los hermanos, es un celo que no es conforme
al conocimiento. Cristo no tiene nada que ver con un testimonio tal.
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