Página 481 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Deshonestidad en la iglesia
“Raíz de todos los males es el amor al dinero”.
1 Timoteo 6:10
.
Algunos que profesan la verdad no resisten la tentación en este
punto. Entre los mundanos de esta generación, los mayores delitos
se perpetran por amor al dinero. Si no pueden obtener riqueza con
la actividad honesta, los hombres recurren al fraude, al engaño, y al
delito. La copa de la iniquidad está casi llena y la justicia retributiva
de Dios está a punto de descender sobre los culpables. Los jueces y
los supuestamente interesados amigos roban el alimento a las viudas
y los pobres son obligados a sufrir por lo que es necesario a causa
de la deshonestidad que se práctica para agradar a la extravagancia.
El terrible registro de delitos de nuestro mundo bastaría para helar
la sangre y horrorizar el alma, pero el hecho de que incluso entre
los que profesan creer la verdad se arrastran los mismos males y los
mismos pecados se consienten en mayor o menor grado exige una
profunda humillación del alma.
Un hombre que tema sinceramente a Dios se esforzará día y
noche, sufrirá privaciones y comerá el pan de la pobreza antes que
abandonarse a la pasión por la ganancia, que oprima a la viuda
y al huérfano o conculque el derecho del extranjero. Los delitos
cometidos por amor a la ostentación y al dinero constituyen en este
mundo una ladronera y son causa del llanto de los ángeles. Pero los
cristianos no son moradores profesos de la tierra, se encuentran en
un país extraño, como si se detuvieran sólo por una noche. Nuestro
hogar está en las mansiones que Jesús fue a preparar para nosotros.
Esta vida no es más que un vapor que se desvanece.
Para algunos, la adquisición de propiedades se convierte en una
obsesión. Cada vez que se viola la regla de oro, Cristo es insultado
en la persona de sus santos. Cada vez que nos aprovechamos del
prójimo, sea un santo o un pecador, se registra como un fraude en el
Libro Mayor del Cielo. Dios quiere que nuestras vidas representen
la vida de nuestro gran Modelo haciendo el bien a otros y desempe-
ñando un papel santo en la elevación del hombre. Sobre esta obra
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