Página 486 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Importancia del dominio propio
Hermana H: Sé muy poco de su vida antes de que profesara a
Cristo; pero desde ese momento usted no ha sido una mujer verda-
deramente convertida, no ha representado correctamente a Cristo,
su Maestro. Aceptó la teoría de la verdad, pero no se santificó con
ella. No ha practicado el dominio propio y ha satisfecho sus deseos
a expensas de la salud y la religión. Se irrita fácilmente y, en lugar
de vigilar estrictamente sus palabras y sus acciones, ha dado rienda
suelta a sus pasiones. La mente sólo puede estar controlada por
Satanás o por Jesús. Cuando usted no práctica el dominio propio,
Satanás señorea y gobierna sobre usted de manera que hace cosas
totalmente satánicas. Esto se ha repetido tan a menudo que ya es
habitual.
En la relación con su actual esposo usted ha permitido que los
asuntos más triviales la exasperaran. En tales ocasiones parece ser
víctima de una pasión desenfrenada y Satanás de pie, a su lado, se
ríe de la miseria que atrae sobre sí y sobre los que tiene el deber de
hacer felices. Sus hijos han recibido sus rasgos de carácter y además,
día a día copian su ejemplo de pasión, impaciencia y agitación ciegas
e irracionales.
En el corazón humano el egoísmo y la corrupción son naturales y
sólo se pueden vencer con la más estricta disciplina y las restriccio-
nes más severas. Aun así, serán necesarios años de paciente esfuerzo
y sincera resistencia. Dios nos permite que suframos las enferme-
dades de la pobreza y nos pone en situaciones difíciles para que
los defectos de nuestro carácter se revelen y sus asperezas se pulan.
Pero después de que Dios haya dado privilegios y oportunidades,
después de que la luz y la verdad hayan entrado en el hogar del que
entiende, si las personas persisten en excusarse por su deformidad
de carácter y continúan siendo celosas y egoístas, sus corazones se
vuelven como el granito, haciendo imposible que se reformen sin
tener que recurrir al cincel, el martillo y al pulido del Espíritu de
Dios.
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