Página 519 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Los siervos de Dios
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se espacia mucho en la voluntad de Dios revelada al hombre, será
fuerte en la verdad. Los que leen y estudian con el ferviente deseo
de tener luz divina, sean ministros o no, no tardarán en descubrir
en las Escrituras una belleza y armonía que cautivarán su atención,
elevarán sus pensamientos y les darán una inspiración y una energía
de argumentos que les harán poderosos para convencer y convertir
las almas.
Hay peligro de que los ministros que profesan creer la verdad
presente se queden satisfechos con presentar la teoría solamente,
mientras que sus propias almas no sienten su poder santificador.
Algunos no tienen el amor de Dios en el corazón para suavizar,
amoldar y ennoblecer su vida. El salmista declara del hombre bueno:
“En la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de
noche”.
Salmos 1:2
. Se refiere a su propia experiencia, y declara:
“¡Cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación”.
Salmos
119:97
. “Se anticiparon mis ojos a las vigilias de la noche, para
meditar en tus mandatos”.
Salmos 119:148
.
Ningún hombre está calificado para levantarse en el púlpito
sagrado a menos que haya sentido la influencia transformadora de la
verdad de Dios sobre su propia alma. Entonces, y no antes, puede,
por precepto y ejemplo, representar debidamente la vida de Cristo.
Pero muchos, en su trabajo, se ensalzan a sí mismos más bien que a
su Maestro; y sus conversos se han convertido al ministro, en vez de
a Cristo.
Me duele saber que algunos de los que predican la verdad presen-
te no son hombres verdaderamente convertidos. No están relaciona-
dos con Dios. Tienen una religión mental, pero ninguna conversión
del corazón; y estos son los que mas confían en sí mismos y creen
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bastarse a sí mismos; y esta confianza propia les impedirá adquirir
la experiencia esencial para ser obreros eficaces en la viña del Señor.
¡Ojalá pudiese despertar a los que aseveran ser atalayas en los muros
de Sión, para que comprendiesen su responsabilidad! Se desperta-
rían y asumirían una posición más elevada por Dios; porque hay
almas que perecen por su negligencia. Deben tener una devoción
sincera hacia Dios que los conducirá a ver como Dios ve, y a recibir
de él las palabras de amonestación y hacer oír la alarma a los que
están en peligro. El Señor no ocultará su verdad del centinela fiel.
Los que hacen la voluntad de Dios conocerán de su doctrina. “Los