Página 536 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 4
pentina como grande. Es imposible permanecer en un lugar elevado
sin correr peligro. La tormenta deja incólume la pequeña flor del
valle, pero estremece al árbol que está en la elevada cumbre de las
montañas. Hay muchos hombres a quienes Dios podría haber usa-
do con maravillosos éxitos cuando se encontraban en la pobreza
extrema—podría haberlos hecho útiles y haberlos coronado con la
gloria—, pero la prosperidad los arruinó; el olvido de la humildad
los arrastró al abismo, olvidaron que Dios era su fuerza y se hicieron
independientes y autosuficientes.
José pasó la prueba de carácter en la adversidad y el oro de la
prosperidad le llegó en abundancia. Mostró el mismo sagrado cui-
dado por seguir la voluntad de Dios cuando estuvo junto al trono
que cuando se encontraba prisionero en una celda. José llevaba su
religión a todas partes y ese fue el secreto de su fidelidad inque-
brantable. En vuestra condición de representantes debéis tener el
poder que todo lo impregnó de la verdadera piedad. Temerosa de
Dios, os digo que vuestros pasos están jalonados de peligros ocultos.
Refugiaos en Jesús. No estaréis seguros a menos que toméis la mano
de Cristo. Guardaos contra todo cuanto se parezca a la presunción y
acoged el espíritu que prefiere sufrir antes que pecar. No obtendréis
ninguna victoria tan preciosa como la que se obtiene venciendo al
yo.
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