Página 537 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Cultura moral e intelectual
En la visión que se me concedió el 9 de octubre de 1878, se me
mostró la posición que nuestro sanatorio de Battle Creek debiera
ocupar, y el carácter y la influencia que debieran ejercer todos los que
se relacionan con él. Esta importante institución ha sido establecida
por la providencia de Dios, y su bendición es indispensable para
el éxito. Los médicos no son curanderos ni infieles, sino hombres
que comprenden el organismo humano y los mejores métodos de
tratar la enfermedad, hombres temerosos de Dios con profundo
interés por el bienestar moral y espiritual de sus pacientes. Los
administradores no debieran realizar ningún esfuerzo por ocultar este
interés por el bienestar físico y el espiritual. Mediante una vida de
integridad cristiana auténtica pueden dar al mundo un ejemplo digno
de imitarse; y no debieran vacilar en dar a conocer que además de su
habilidad para el tratamiento de la enfermedad, están continuamente
obteniendo sabiduría y conocimiento de Cristo, el Maestro más
grande que el mundo ha conocido. Deben poseer esta conexión con
la Fuente de toda sabiduría para que su trabajo tenga éxito.
La verdad tiene poder para elevar al que la recibe. Si la verdad de
la Biblia ejerce su influencia santificadora en el corazón y el carácter,
hará más inteligentes a los creyentes. Un cristiano comprenderá su
responsabilidad ante Dios y sus semejantes, si se encuentra debida-
mente relacionado con el Cordero de Dios, el cual dio su vida por el
mundo. Sólo mediante un mejoramiento continuo de las facultades
intelectuales tanto como de las morales, podemos esperar satisfacer
el propósito de nuestro Creador.
Dios siente desagrado hacia los que son demasiado descuidados
o indolentes hasta el punto de no llegar a ser obreros eficientes y
bien informados. Los cristianos debieran poseer más inteligencia
y un discernimiento más agudo que los mundanos. El estudio de
la Palabra de Dios expande constantemente la mente y fortalece el
intelecto. No hay nada que refine y eleve más el carácter y dé más
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