Página 538 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 4
vigor a toda facultad como el ejercicio continuo de la mente para
captar y comprender graves e importantes verdades.
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La mente humana se empequeñece y debilita cuando trata úni-
camente asuntos comunes, sin elevarse nunca por encima del nivel
de las cosas temporales para percibir y captar los misterios de lo
invisible. La comprensión disminuye gradualmente hasta el nivel de
los temas que le resultan constantemente familiares. Las facultades
de la mente disminuirán y su habilidad se perderá si no se la ejercita
para adquirir conocimiento adicional y si no se la esfuerza para
comprender las revelaciones del poder divino en la naturaleza y en
la Palabra Sagrada.
Pero el conocimiento de hechos y teorías, por muy importantes
que estos sean en sí mismos, son de escaso valor a menos que se
pongan en práctica. Existe el peligro de que los que han obtenido
su educación principalmente de libros, dejen de comprender que
son novicios en lo que concierne al conocimiento experimental.
Esto es especialmente válido para los que se relacionan con el
sanatorio. Esta institución necesita hombres pensadores y hábiles.
Los médicos, los administradores, las comadronas y los auxiliares
debieran ser personas de cultura y experiencia. Pero algunos no
logran comprender lo que se requiere de un establecimiento como
éste, de modo que siguen lentamente adelante, año tras año, sin
realizar ninguna mejora evidente. Parecen estar estereotipados; cada
día es para ellos una repetición del día anterior.
Las mentes y los corazones de estos obreros mecánicos se en-
cuentran empobrecidos. Tienen frente a ellos buenas oportunidades.
Si estuvieran inclinados al estudio, podrían obtener una educación
del valor más elevado, pero no aprecian sus privilegios. Ninguno
debiera quedar satisfecho con su educación actual. Capacítense dia-
riamente para llenar algún puesto de confianza.
Es de gran importancia que el elegido para ocuparse de los
intereses espirituales de los pacientes y los auxiliares sea un hombre
de sano juicio y principios firmes, con influencia moral y sepa tratar
las mentes. Debería ser una persona experimentada y sabia, afectuosa
e inteligente a la vez. Quizá al principio no sea eficiente en todos
los aspectos, pero con reflexión honesta y mediante el ejercicio
de sus capacidades debería adquirir las cualidades necesarias para
esta importante tarea. Para servir aceptablemente en esta función se