Deber hacia los pobres
Los administradores del sanatorio no debieran estar gobernados
por los principios que controlan otras instituciones de esta clase, en
las cuales los dirigentes, actuando por conveniencia, demasiado a
menudo tratan con deferencia a los ricos mientras que descuidan
a los pobres. Los pobres con frecuencia tienen gran necesidad de
simpatía y consejo, lo cual no siempre reciben, aunque desde el
punto de vista del valor moral, pueden estar mucho más alto en la
estima de Dios que los más ricos. El apóstol Santiago ha dado un
consejo definido con respecto a la manera como debemos tratar a
los pobres.
“Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo
de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido
andrajoso, y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le
decís: Siéntate tú aquí en buen lugar; y decís al pobre: Estate tú
allí en pie, o siéntate aquí bajo mi estrado; ¿no hacéis distinciones
entre vosotros mismos, y venís a ser jueces con malos pensamientos?
Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de
este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha
prometido a los que le aman?”
Santiago 2:2-5
.
Aunque Cristo era rico en las cortes celestiales, se hizo pobre
para que mediante su pobreza nosotros pudiéramos ser hechos ricos.
Jesús honró a los pobres compartiendo su condición humilde. De la
historia de su vida debemos aprender la forma de tratar a los pobres.
Algunos llevan a extremos el deber de la beneficencia, y en realidad
perjudican a los pobres al hacer demasiado por ellos. Los pobres no
siempre se esfuerzan como debieran hacerlo. Si bien es cierto que
no se los debe descuidar y hacerlos sufrir, es necesario enseñarles a
ayudarse a sí mismos.
No se debe descuidar la causa de Dios prestando a los pobres toda
la atención. Cristo cierta vez dio a sus discípulos una lección muy
importante acerca de este punto. Cuando María derramó el ungüento
sobre la cabeza de Jesús, el codicioso Judas hizo un ruego en favor de
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