Página 572 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 4
Los administradores del sanatorio deben también llegar a la
conclusión de que jamás serán capaces de satisfacer esa clase de
mentes que sólo encuentra la felicidad en algo nuevo y excitante.
Para muchas personas esta ha sido su dieta intelectual durante toda
su vida; así como hay dispépticos físicos, también hay dispépticos
mentales. Para muchos, sus enfermedades son del alma antes que del
cuerpo y no encontrarán alivio a menos que se acerquen a Cristo, la
abundante fuente de vida. Entonces dejarán de quejarse de tristeza,
soledad o insatisfacción. Las alegrías darán vigor a la mente y salud
y energía vital al cuerpo.
Si los médicos y los empleados se engañan queriendo encontrar
la panacea para las múltiples enfermedades de sus pacientes apor-
tándoles una gran cantidad de diversiones parecidas a las que los
han acompañado durante toda la vida, fracasarán. No permitáis que
esos entretenimientos ocupen el lugar que le corresponde a la Fuente
viva. El alma hambrienta y sedienta seguirá padeciendo hambre y
sed mientras participe de esos placeres insatisfactorios. Pero los que
beben del agua viva no pasarán más sed de diversiones excitantes,
sensuales y frívolas. Los principios ennoblecedores de la religión
fortalecerán las facultades mentales y destruirán el gusto por tales
placeres. La carga del pecado, con su agitación y sus deseos insatis-
fechos, es la base misma de una gran cantidad de enfermedades que
sufren los pecadores. Cristo es el poderoso sanador del alma enferma
de pecado. Esos pobres afligidos necesitan un conocimiento claro
de Aquel cuyo correcto conocimiento es vida eterna. Es preciso que
se les enseñe con paciencia y amabilidad, así como con sinceridad,
a abrir de par en par las ventanas del alma y permitir que la luz del
sol del amor de Dios entre e ilumine las estancias oscurecidas de
la mente. Las maravillas de la naturaleza pueden llevar al corazón
las más elevadas verdades espirituales. Los pájaros, las flores del
campo, de belleza deslumbrante, la germinación de las semillas,
los sarmientos llenos de fruto de la parra, los árboles rompiendo
las tiernas yemas, la gloriosa puesta de sol, las nubes rojizas que
predicen una bella mañana, el ciclo de las estaciones, todas estas
cosas pueden enseñarlos preciosas lecciones de confianza y fe. Éste
es un fértil campo en que nutrir la imaginación. La mente inteligente
puede contemplar con la máxima satisfacción esas lecciones de ver-
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