Página 582 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 4
concienzudos y fieles han cambiado tristemente; se han separado
de Dios y Satanás los ha inducido a ponerse de su lado. Son ahora
irreligiosos e irreverentes, y ejercen su influencia sobre otros que
se dejan amoldar fácilmente. Las malas compañías deterioran el
carácter; minan los buenos principios. “El que anda con sabios,
sabio será; mas el que se allega a los necios, será quebrantado”.
Proverbios 13:20
.
Los jóvenes están en peligro; pero no disciernen las tendencias y
el resultado de la conducta que siguen. Muchos se dedican al galan-
teo. Parecen infatuados. No hay nada noble, digno ni sagrado en esas
relaciones; debido a que son impulsadas por Satanás, la influencia
que ejercen tiende a agradar al enemigo. Las amonestaciones que
se dirigen a estas personas son desoídas, pues son duras de cerviz,
egoístas y desafiantes. Creen que la amonestación, el consejo o el
reproche no se aplican a ellas. Su conducta no las preocupa. Están
continuamente separándose de la luz y el amor de Dios. Pierden todo
discernimiento de las cosas sagradas y eternas; aunque conservan
una forma árida de los deberes cristianos, no ponen el corazón en
estos servicios religiosos. Demasiado tarde, estas almas seducidas
aprenderán que “estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva
a la vida, y pocos son los que la hallan”.
Mateo 7:14
.
Las palabras, las acciones y los motivos quedan registrados, pero
cuán poco se percatan esas cabezas livianas y superficiales y esos
corazones duros de que un ángel de Dios está a su lado anotando la
manera en que emplean sus preciosos momentos. Dios traerá a luz
toda palabra y toda acción. El está en todo lugar. Sus mensajeros,
aunque invisibles, visitan el taller y el dormitorio. Las ocultas obras
de las tinieblas serán sacadas a luz. Los pensamientos, los intentos
y los propósitos del corazón serán revelados. Todas las cosas están
desnudas y abiertas a los ojos de aquel con quien tenemos que tratar.
Los obreros deben llevar a Jesús consigo a todo rincón de su
trabajo. Cualquier cosa que hagan, deben hacerla con una exactitud
y un esmero que soporte la inspección. Deben poner su corazón en
el trabajo. La fidelidad es tan esencial en los deberes comunes de
la vida como en los que entrañan mayor responsabilidad. Algunos
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pueden concebir la idea de que su trabajo no es ennoblecedor; pero
su trabajo es como ellos quieren hacerlo. Sólo ellos son capaces de
degradar o elevar su empleo. Quisiéramos que cada zángano se viese