Página 587 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Las sociedades de extensión misionera
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vindicar el honor de Dios exaltando su ley, la cual había quedado
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vacía; y repeler las artimañas de Satanás reveladas en cada una de
las formas del error destructivo.
Desde el principio, Satanás se ha opuesto claramente a esta obra.
Se ha propuesto usar todo su poder para silenciar y barrer de la
tierra a aquellos que trabajan por el avance de la luz y la verdad.
En cierta medida, siempre ha conseguido el éxito. La calumnia y
la oposición más feroz hna sido las herramientas empleadas para
aplastar la preciosa verdad y desalentar a sus abogados. El gran
adversario ha empleado sus engaños infernales de distintas maneras;
cada esfuerzo ha arrastrado a su lado a uno o más de los que profesan
ser seguidores de Cristo. Los que tengan un corazón carnal, que esté
más en armonía con el archiengañador que con Cristo, al cabo de un
tiempo habrán desarrollado su verdadero carácter y se habrán unido
con sus semejantes.
Satanás tiene bajo su control a algunos que pasan como amigos
de la verdad y por medio de ellos trabaja para oponerse a su avance.
Los emplea para sembrar cizaña entre el pueblo de Dios. Así, cuan-
do menos se esperaba el peligro entre nosotros, se dieron grandes
males. Pero mientras Satanás trabajaba con todo engaño e injusti-
cia en los que se pierden, los resueltos abogados de la verdad han
cortado el paso a la marea de oposición y han mantenido la palabra
incorruptible en medio del diluvio de herejías. Aunque a veces la
iglesia se ha debilitado por causa de variados tipos de desaliento
y los elementos rebeldes que ha tenido que enfrentar, la verdad ha
brillado siempre de manera más visible que en cualquier conflicto.
Las energías del pueblo de Dios no se han agotado. El poder de
su gracia ha despertado, reavivado y ennoblecido a los que se han
mantenido firmes y fieles.
Una y otra vez, el antiguo Israel era víctima de las aflicciones
causadas por murmuradores rebeldes. No siempre eran personas de
poca influencia. En muchos casos, algunos hombres de prestigio,
gobernadores de Israel, se volvieron contra la dirección providen-
cial de Dios e, impetuosamente, se pusieron manos a la obra para
derribar lo que una vez hubieron construído con tanto celo. Nuestra
experiencia nos ha hecho ver esto mismo muchas veces. Es un peli-
gro para cualquier iglesia que se apoye en algún ministro favorito y
confíe en un brazo de carne y hueso. Sólo el brazo de Dios es capaz
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