Página 588 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 4
de sostener a todos los que se apoyan en él.
Hasta el momento en que Cristo aparezca en las nubes de los
cielos con poder y grande gloria, los hombres se irán pervirtiendo en
espíritu y dejarán la verdad por las fábulas. La iglesia verá todavía
tiempos angustiosos. Profetizará vestida de luto. Pero, aunque tenga
que arrostrar herejías y persecuciones, aunque habrá de batallar con
los infieles y los apóstatas, con la ayuda de Dios aplastará la cabeza
de Satanás. El Señor tendrá un pueblo tan leal como el acero y de
fe tan firme como el granito. Sus miembros han de ser sus testigos
en el mundo, instrumentos que han de realizar una obra especial y
gloriosa para el día de su retribución.
El mensaje del Evangelio no gana una sola alma para Cristo,
ni penetra en un solo corazón, sin herir la cabeza de Satanás. Cada
vez que se le arrebata un cautivo y éste queda libre de su opresión,
se derrota al tirano. Las casas editoras y las imprentas son instru-
mentos en las manos de Dios para enviar a toda lengua y nación
la preciosa luz de la verdad. Esta llega hasta los países paganos, y
abre constantemente brechas en todas las supersticiones y errores
concebibles.
Los ministros que han predicado la verdad con todo celo y fervor
pueden apostatar y unirse a las filas de nuestros enemigos; acaso
¿transforma esto la verdad de Dios en mentira? “Pero”, dice el
apóstol, “el fundamento de Dios está firme”.
2 Timoteo 2:19
. Pueden
cambiar la fe y los sentimientos de los hombres; pero nunca la
verdad de Dios. Se está proclamando el mensaje del tercer ángel; es
infalible.
Nadie puede servir a Dios sin tener que resistir a los malos
hombres y a los malos ángeles. Los malos espíritus serán enviados
a perseguir a toda alma que procure unirse a las filas de Cristo
pues Satanás desea recuperar la presa que le fue arrebatada. Los
hombres malos se rendirán ante grandes engaños, creerán en ellos y
se perderán. Estos hombres se cubrirán con vestiduras de sinceridad,
y engañarán, si fuese posible, a los mismos escogidos.
Es tan cierto que tenemos la verdad como que Dios vive; y Sata-
nás, con todas sus artes y todo su poder infernal, no puede cambiar
la verdad de Dios en mentira. Aunque el gran adversario procurará
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anular hasta lo sumo la Palabra de Dios, la verdad fulgurará como
una lámpara encendida.