Página 589 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Las sociedades de extensión misionera
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El Señor nos ha elegido, y nos ha hecho objetos de su miseri-
cordia maravillosa. ¿Nos dejaremos hechizar por las charlas de los
apóstatas? ¿Nos colocaremos de parte de Satanás y de su hueste?
¿Nos uniremos con los transgresores de la ley de Dios? Sea más bien
nuestra oración: “Señor, pon enemistad entre mí y la serpiente”. Si
no estamos en enemistad con sus obras tenebrosas, nos circuyen sus
poderosos repliegues y su dardo está listo para penetrar en cualquier
momento hasta nuestro corazón. Debemos tenerla por enemigo mor-
tal. Debemos oponernos a ella en nombre de Cristo. Nuestra obra es
seguir adelante. Debemos defender cada pulgada del terreno. Que
todos los que llevan el nombre de Cristo se revistan de la armadura
de justicia.
Hermanos y hermanas, os ruego que para sostener nuestras casas
publicadoras adquiráis acciones de esas instituciones. No hay nada
que temer, invertid vuestros recursos donde hagan el bien; esparcid
rayos de luz hacia los rincones más oscuros del mundo. En esa obra
no hay posibilidad de quiebra. Es vuestro privilegio y vuestro deber
hacer ahora como vuestros hermanos hicieron cuando los amigos
de la causa de la verdad eran pocos. Participad económicamente
en nuestras casas publicadoras para que podáis sentir interés por
ellas. Muchos invierten su dinero en especulaciones mundanas y
les estafan cada dólar invertido. Os pedimos que mostréis vuestra
generosidad invirtiendo en nuestra obra publicadora. Os hará bien.
No perderéis el dinero sino que lo pondréis a ganancia de interés
con vuestra participación del capital del cielo. Cristo lo dio todo por
vosotros; ¿qué daréis vosotros por él? Os pide el corazón; dádselo
porque es suyo. Os pide el intelecto; dádselo porque es suyo. “¿O
ignoráis [...] que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados
por precio”.
1 Corintios 6:19-20
. Dios os quiere a vosotros y lo que
es vuestro. Que las palabras del rey salmista expresen el sentimiento
de vuestro corazón: “Todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te
damos”.
1 Crónicas 29:14
.
Ha llegado la hora en que debemos saber por nosotros mismos
por qué creemos lo que creemos. Debemos levantarnos por Dios y
la verdad contra una generación impía e incrédula. El hombre que
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habiendo conocido los caminos de la vida se ha apartado de las
convicciones de su corazón para abrazar las supercherías de Satanás
será más inaccesible y menos receptivo que aquél que nunca gustó el