Página 626 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 4
La reforma del vestido demostró ser una bendición para los
que la adoptaron de manera coherente, valorando sus ventajas y
adoptando con alegría una posición contraria al orgullo y la moda.
Cuando se llevaba a cabo con propiedad, el vestido era decoroso
y coherente, por lo que las personas de mente cándida, aun la de
aquellas que no pertenecen a nuestra fe, la aceptaban fácilmente.
Se planteará la pregunta: “¿Por qué se ha abandonado ese vestido
y por qué razón se ha dejado de defender la reforma en el vestido?”
Expondré brevemente aquí la razón de este cambio. Mientras muchas
de nuestras hermanas aceptaron esta reforma por principio, otras
se opusieron al estilo de vestido sencillo y saludable que defendía.
Requería mucho esfuerzo introducir esta reforma entre nuestra gente.
No bastaba con presentar ante nuestras hermanas las ventajas de un
vestido así y convencerlas de que gozaría de la aprobación de Dios.
La moda ejercía tal influencia sobre ellas que les costaba romper
su control, aun cuando obedeciesen los dictados de la razón y la
conciencia. Muchas que profesaron aceptar la reforma no llevaron
a cabo ningún cambio en sus malos hábitos en la indumentaria,
excepto el acortamiento de las faldas y la cobertura de las piernas.
Tampoco esto fue todo. Algunas que adoptaron la reforma no
estaban satisfechas con ser ejemplo de las ventajas de tal vestido,
dando explicaciones por haberlo adoptado cuando se les preguntaba
y dejando aquí el asunto. Querían controlar la conciencia de otras.
Si ellas lo llevaban, las otras también debían llevarlo. Olvidaron que
ninguna mujer estaba obligada a aceptar la reforma en el vestido.
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No era mi deber recomendar el tema a mis hermanas. Después
de presentarlo ante ellas tal y como se me había mostrado, lo dejé a
su conciencia. Las acciones de reforma siempre van acompañadas
de sacrificio. Exigen que el amor por las comodidades, los intereses
egoístas y el gusto por la ambición se sometan a los principios de
la justicia. Quien tenga el valor de reformarse se encontrará con
obstáculos. Se enfrentarán contra el conservatismo de quienes por
negocio o placer se ponen en contacto con los adoradores de la moda
y pierden el rango social con el cambio.
Aquellas hermanas que constantemente urgían la reforma del
vestido generaron muchos sentimientos de infelicidad. En el caso
de las extremistas, esta reforma parecía ser el centro de su religión.
Era tema de conversación y carga para el corazón. Sus mentes se