Página 628 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 4
No tenía ningún testimonio sobre el tema del vestido. No hice
ninguna referencia a él, ni defendiéndolo ni condenándolo. El propó-
sito de Dios era probar a los que profesaban ser su pueblo y revelar
los motivos de su corazón. En las reuniones anuales raras veces tuve
algo que decir al respecto. Evité todas las preguntas y no respondí
ninguna carta.
Hace un año se me volvió a presentar el tema del vestido. Vi
que nuestras hermanas se alejaban de la sencillez del evangelio. La
mismas que sintieron que la reforma en el vestido exigía un trabajo
innecesario y afirmaban que el espíritu del mundo no influiría sobre
ellas ahora habían adoptado la moda que una vez condenaron. Sus
vestidos estaban sobrecargados con todos los adornos mundanos
innecesarios de manera indecorosa para los cristianos y en completa
desviación con respecto a nuestra fe.
De este modo se ha desarrollado el orgullo del corazón tolerado
por un pueblo que profesa haber salido del mundo y haberse sepa-
rado de él. La inspiración declara que la amistad del mundo está
enemistada con Dios. Y, sin embargo, los que profesan ser su pueblo
han gastado los recursos y el tiempo que Dios les dio en el altar de
la moda.
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Nuestra gente ha retrocedido de manera constante en la obra de
reforma. La sabiduría y el juicio parecen paralizados. El egoísmo y
el amor por la ostentación han corrompido el corazón y deteriorado
el carácter. Crece la inclinación a sacrificar la salud y el favor de
Dios en el altar de la siempre cambiante y nunca satisfecha moda.
No hay estilo de vestido más adecuado en el sanatorio que el
vestido reformado. La idea que algunos sostienen de que afectaría la
dignidad de esa institución es un error. Ese es precisamente el tipo
de vestido que se esperaría encontrar allí y no debería ser descartado.
Con esa ropa, las auxiliares podrían desempeñar sus funciones con
mucho menos esfuerzo que el que ahora se requiere. Un vestido así
predicaría su propio sermón a los devotos de la moda. El contraste
entre su propia vestimenta insana, recargada y pesada y el vestido
reformado, representado adecuadamente permite mayor comodidad
en el movimiento de las piernas y sería más instructivo. Muchos
de los pacientes habrían experimentado una gran mejoría de haber
aceptado el vestido reformado.