Página 76 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 4
Todos necesitamos estudiar el carácter y los modales para sa-
ber tratar cuidadosamente con los diferentes intelectos, para poder
emplear nuestros mejores esfuerzos en ayudarles a comprender co-
rrectamente la Palabra de Dios, y a vivir una verdadera vida cristiana.
Debemos leer la Biblia con ellos, y desviar su mente de las cosas
temporales y dirigirla a sus intereses eternos. Es el deber de los
hijos de Dios ser sus misioneros, y llegar a relacionarse con aquellos
que necesitan ayuda. Si uno está tambaleando bajo la tentación, su
caso debe ser considerado cuidadosamente y tratado sabiamente;
porque su interés eterno está en juego y las palabras y los hechos de
aquellos que trabajan por él pueden ser un sabor de vida para vida o
de muerte para muerte.
A veces se presenta algún caso que debe estudiarse con oración.
Se le debe mostrar a la persona su verdadero carácter, debe compren-
der sus propias peculiaridades de disposición y temperamento, y ver
sus flaquezas. Debe tratársela con juicio. Si se la puede alcanzar, si
se puede conmover su corazón por este trabajo prudente y paciente,
esta persona podrá ser ligada con fuertes vínculos a Cristo e inducida
a confiar en Dios. ¡Oh, cuando se hace una obra como ésta, todo el
cielo la mira y se regocija en ella; porque un alma preciosa ha sido
rescatada de las trampas de Satanás y salvada de la muerte! ¡Oh!
¿no valdrá la pena trabajar inteligentemente por la salvación de las
almas? Cristo pagó el precio de su propia vida por ellas, y ¿pregun-
tarán los que le siguen: “¿Soy yo guarda de mi hermano?”
Génesis
4:9
. ¿No trabajarán al unísono con el Maestro? ¿No apreciaremos el
valor de las almas por las cuales nuestro Salvador murió?
Se han hecho algunos esfuerzos para interesar a los niños en la
causa; pero no han sido suficientes. Conviene que nuestras escue-
las sabáticas se hagan más interesantes. Las escuelas públicas han
mejorado mucho sus métodos de enseñanza en los últimos años.
Se emplean lecciones objetivas, cuadros y pizarrones, para que las
lecciones difíciles sean claras para las mentes juveniles. Así tam-
bién se puede simplificar la verdad presente y hacerla intensamente
interesante para los intelectos activos de los niños.
Ciertos padres, a quienes no se puede alcanzar de otra manera,
con frecuencia son alcanzados por medio de sus hijos. Los maestros
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de la escuela sabática pueden instruir a los niños en la verdad, y ellos,
a su vez, la llevarán al círculo de la familia. Pero pocos maestros