Página 77 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Colaboradores de Cristo
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parecen comprender la importancia de este ramo de la obra. Los
métodos de enseñanza que se han adoptado con tanto éxito en las
escuelas públicas pueden ser empleados con resultados similares en
las escuelas sabáticas, y ser el medio de atraer a los niños a Jesús
y de educarlos en la verdad bíblica. Esto hará mucho más bien que
la excitación religiosa de un carácter emotivo que se desvanece tan
rápidamente como se produce.
Albérguese el amor de Cristo. Se necesita más fe en la obra que
creemos ha de ser hecha antes de la venida de Cristo. Trabájese
con más abnegación y sacrificio en la debida dirección. Debe es-
tudiarse con más reflexión y oración para saber cómo trabajar más
ventajosamente. Deben madurarse planes cuidadosos. Hay entre
nosotros intelectos que pueden idear y ejecutar planes si se les da
la oportunidad. Y los esfuerzos bien dirigidos e inteligentes serán
seguidos por grandes resultados.
Las reuniones de oración deben ser los cultos más interesantes
que se tengan; pero con frecuencia son mal dirigidas. Muchos asisten
a la predicación, pero descuidan la reunión de oración. También en
este punto se requiere reflexión. Se debe pedir sabiduría a Dios, y
se deben hacer planes para dirigir las reuniones de manera que sean
interesantes y atrayentes. La gente tiene hambre del pan de vida. Si
lo encuentra en la reunión de oración, irá para recibirlo.
Las oraciones y los discursos largos y prosaicos no cuadran
en ningún lugar, y mucho menos en la reunión de testimonios. Se
permite que los más osados y los que están siempre listos para hablar
impidan a los tímidos y retraídos que den su testimonio. Los más
superficiales son generalmente los que tienen más que decir. Sus
oraciones son largas y mecánicas. Cansan a los ángeles y a la gente
que los escucha. Las oraciones deben ser cortas y directas. Déjense
las largas y fatigantes peticiones para la cámara privada, si alguno
las tiene que ofrecer. Dejemos al Espíritu de Dios entrar en nuestro
corazón, y él apartará toda árida formalidad.
La música puede ser un gran poder para el bien; y sin embargo
no sacamos el mayor provecho de este ramo del culto. Se canta
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generalmente por impulso o para hacer frente a casos especiales.
En otras ocasiones, a los que cantan se les deja cometer errores y
equivocaciones, y la música pierde el efecto que debe tener sobre
la mente de los presentes. La música debe tener belleza, majestad y