Página 105 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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El día del señor se acerca
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esa sanción no prueba que el mal sea correcto. No puede sacar uvas
de los cardos del monte.
Si algunos de los que profesan creer la verdad presente pudiesen
comprender su verdadera situación, desesperarían de la misericordia
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de Dios. Han estado ejerciendo toda su influencia contra la verdad,
contra la voz de amonestación, contra el pueblo de Dios. Han estado
haciendo la obra de Satanás. Muchos se han dejado infatuar de tal
manera por sus engaños que nunca se recobrarán. No puede existir
semejante estado de apostasía sin ocasionar la pérdida de muchas
almas.
La iglesia ha recibido advertencia tras advertencia. Han sido
claramente revelados los deberes y peligros del pueblo de Dios. Pero
han prevalecido los elementos mundanos. Durante años y en desafío
a las advertencias y súplicas del Espíritu Santo, han estado ganando
terreno las costumbres, prácticas y modas que desvían al alma de
Dios; hasta que al fin, esos caminos han parecido correctos, y apenas
se oye la voz del Espíritu. Nadie puede decir hasta dónde irá en el
pecado, una vez que se entrega al poder del gran engañador. Satanás
entró en Judas Iscariote, y le indujo a traicionar a su Señor. Satanás
indujo a Ananías y Safira a mentir al Espíritu Santo. Los que no
están completamente consagrados a Dios serán inducidos a hacer la
obra de Satanás, mientras se lisonjean de que están en el servicio de
Cristo.
Hermanos y hermanas, os suplico que os examinéis “a vosotros
mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos”.
2 Corintios
13:5
. Para conservar el calor y la pureza del amor cristiano, se requie-
re una provisión constante de la gracia de Cristo. ¿Habéis empleado
todos los medios para que “vuestro amor abunde aun más y más”...
“para que aprobéis lo mejor”; y estéis “llenos de frutos de justicia
que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios”?
Filipenses 1:9-11
.
Muchos de los que debieran destacarse firmemente por la justicia
y la verdad han manifestado una debilidad e indecisión que han
estimulado los asaltos de Satanás. Los que no crecen en la gracia
ni procuran alcanzar las normas más elevadas de las realizaciones
divinas serán vencidos.
El mundo es para el cristiano una tierra de extraños y enemigos.
A menos que tome para su defensa la panoplia divina, y maneje