Página 118 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 5
Otro gran mal en la iglesia de _____ ha sido el material que ha
entrado en ella. Este material necesita ser derretido por el Espíritu
de Dios. La escoria se nota en rasgos de carácter bruscos y cortan-
tes, los cuales pudieron haber sido eliminados si estos individuos
hubieran sido discípulos de Cristo; pero no se han desvinculado
completamente del espíritu y las influencias del mundo. Le roban
a Dios entremezclando diariamente con el elemento mundano, el
tiempo, los talentos y la fuerza que él les dio. Estas facultades no le
pueden ser negadas a Dios sin resultar en la ruina eterna. Habéis sido
comprados con precio, aunque perezcáis por rehusar ser salvados de
la manera que Dios ha designado.
Los santos ángeles observan con profundo interés para ver si los
miembros individuales de la iglesia honran a su Redentor, para ver si
se vinculan con el cielo y dejan de robarle a Dios, a quien profesan
amar, honrar y servir. Dios llama a los suyos. Sois doblemente de él,
por creación y redención; pero cuando dejáis que el fuego de lag pa-
siones no santificadas se encienda en vuestros ojos, cuando proferís
palabras que ahuyentan a los santos ángeles de vuestro lado, cuando
pensáis mal de vuestros hermanos, cuando profanáis vuestras manos
con el lucro de la impiedad, estáis ofreciendo vuestros miembros
como instrumentos de injusticia.
Hermano _____, vi que la palabra “falto” estaba escrita contra
su nombre en el registro del cielo; falto de paciencia, tolerancia, do-
minio propio, humildad y mansedumbre. Su carencia de estos dones
celestiales seguramente hará que los portales del cielo se cierren
contra usted. Dios reclama como suyos su cuerpo, su alma, su ser
entero, y todas sus aptitudes. Ese genio descontrolado y precipitado
tiene que ser vencido. La enfermedad espiritual es sin duda alguna el
resultado de ceder a este espíritu de descontento, quejoso y murmu-
rador; y es usted mismo el responsable por esta enfermedad. Deje
de expresar el descontento, deje de ser empecinado, de engreírse a
sí mismo y sea un hombre noble de corazón y valeroso ante Dios.
Jesús lo ama. ¿Acaso no ha provisto ampliamente en su favor para
que disponga usted de ayuda cuando se vea en aprietos? Dice el
Señor: “¿Qué más se podía haber hecho a mi viña, que yo no lo haya
hecho en ella? ¿Cómo, esperando yo que diese uvas, ha dado uvas
silvestres?”
Isaías 5:4
. El fruto que Cristo espera, después de haber
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cuidado pacientemente de su iglesia, es la fe, la paciencia, el amor,