Página 119 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Amonestaciones y reprensiones
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la tolerancia, el pensamiento en las cosas de arriba y la humildad.
Estos son los racimos de fruta que maduran en medio de la tormenta,
de nubarrones y de oscuridad, como también en la luz del sol.
El hermano _____ está unido a la iglesia, pero no al Señor.
Su religión es de tipo dispéptico. No está bien con Dios; rebosa
de egoísmo. Ha perdido mucho al unirse con individuos que no
poseen el espíritu de Cristo. Carece casi de toda virtud. No es de
ninguna ayuda para sí mismo y es un gran obstáculo para la iglesia.
Estimado hermano, Satanás lo tiene en gran parte controlado; sus
pensamientos no son santificados ni están sus hechos en conformidad
con el verdadero espíritu cristiano. Usted mismo es el causante de su
propia enfermedad; y tendrá usted que ser su propio restaurador de
su salud con la ayuda del Médico divino. Sus fuerzas morales están
debilitadas por falta de alimento. Padece de hambre espiritual por la
verdad bíblica, por el pan de vida. Necesita alimentarse diariamente
de la Vid viviente. La iglesia no deriva fuerza de usted; y dada su
presente condición, estaría mejor sin usted, ya que ahora, si algo
surge que lo contraría y usted no puede controlar la situación, se echa
atrás empecinado, y se convierte en carga muerta para la iglesia. No
lleva usted ninguna carga o peso en favor de la causa. Dios ha sido
muy paciente con usted; pero su longanimidad tiene sus límites, y
podría ser que se aventure a traspasar apenas un poquito esos límites
y así quede desprovisto de la obra del Espíritu en su favor, sumido
en su propia perversidad, contaminado por el egoísmo y degenerado
por el pecado.
El hermano _____ no posee un espíritu recto. Su inclinación por
el liderazgo le hace daño, porque no está capacitado para semejante
trabajo. Puede actuar bien en la iglesia siempre y cuando el yo no
sobresalga. Una medida mayor de mansedumbre y humildad hará
que sus esfuerzos sean una bendición en lugar de una carga para la
iglesia.
Hermano y hermana _____, también vi al lado de vuestros nom-
bres en el registro divino la palabra “falto”. Tenéis que despojaros
del yo y purificar el templo de vuestras almas. Ambos poseéis la
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capacidad de hacer el bien, aunque no está santificada. Sois grande-
mente deficientes en la sencillez de la piedad. Si la iglesia tuviera
que ser amoldada por vuestra norma de religión, se desmoraliza-
ría hasta el punto de llegar a ser un mero formalismo secular, falto