Página 141 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

Basic HTML Version

Agentes de Satanás
137
mente definidos en nuestras publicaciones; pero, encubriendo este
hecho, mezcló sus herejías contaminadoras con la verdad e intentó
convencer a los demás que Dios le había dado nueva luz sobre la
Biblia. Profesando tener mayor luz para el pueblo sobre el sábado
del cuarto mandamiento y verdades afines, causaba en los incautos
la apariencia de que estaba siendo dirigido por Dios; pero, una vez
ganada la confianza, empezaba su obra satánica de arrebatarles a
[132]
las Escrituras su verdadero significado, procurando mostrar que el
adulterio condenado en la ley de Dios no tiene el significado que
generalmente se le da. Intentaba definidamente hacer que mujeres
sensatas creyeran que no es ofensivo para Dios que las esposas sean
infieles a los votos matrimoniales. Ni siquiera admitía que esto sería
quebrantar el séptimo mandamiento. Satanás se regocija si logra
que pecadores entren en la iglesia como profesos guardadores del
sábado a la vez que le permiten controlar sus mentes y afectos, y los
emplea para engañar y corromper a otros.
En esta era degenerada se encontrarán muchos que están tan
ciegos a la maldad del pecado que escogen una vida de libertina-
je porque conviene a las inclinaciones naturales y perversas de su
corazón. En vez de mirarse en el espejo de la ley de Dios y poner
sus corazones y caracteres en conformidad con la norma de Dios,
permiten que los agentes de Satanás planten la bandera en sus cora-
zones. Los hombres corruptos creen que es más fácil malinterpretar
las Escrituras para mantenerse en la iniquidad que abandonar su
corrupción y pecado y ser puros de corazón y vida.
Hay más hombres de esta calaña que lo que muchos se han
imaginado, y se han de multiplicar a medida que nos acercamos al fin
del tiempo. A menos que estén arraigados y cimentados en la verdad
bíblica, y que tengan una conexión vital con Dios, muchos serán
embelesados y engañados. Peligros no esperados acechan en nuestro
camino. Nuestra única seguridad es velar y orar constantemente.
Mientras más cerca vivamos de Jesús, más participaremos de su
carácter puro y santo; y mientras más ofensivo nos parezca el pecado,
más exaltada y deseable nos parecerá la pureza y el resplandor de
Cristo.
Para encubrir su vida corrupta y aparentar que sus pecados son
inofensivos, este hombre cita casos registrados en la Biblia de hom-
bres buenos que cayeron bajo la tentación. Pablo hizo frente a este