Página 145 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Agentes de Satanás
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a la vileza de su carácter acarrean oprobio sobre ella y hacen que
sea blasfemada.
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“Y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingi-
das. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y
su perdición no se duerme”.
2 Pedro 2:3
. “Pero éstos, hablando mal
de cosas que no entienden, como animales irracionales, nacidos para
presa y destrucción, perecerán en su propia perdición, recibiendo
el galardón de su injusticia, ya que tienen por delicia el gozar de
deleites cada día. Estos son inmundicias y manchas, quienes aun
mientras comen con vosotros, se recrean en sus errores. Tienen los
ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar, seducen a las almas
inconstantes, tienen el corazón habituado a la codicia, y son hijos de
maldición. Han dejado el camino recto, y se han extraviado siguien-
do el camino de Balaam hijo de Beor, el cual amó el premio de la
maldad”.
2 Pedro 2:12-16
.
“Estos son fuentes sin agua, y nubes empujadas por la tormenta;
para los cuales la más densa oscuridad está reservada para siempre.
Pues hablando palabras infladas y vanas” ufanándose de su luz, de
su conocimiento y de su amor por la verdad, “seducen con concupis-
cencias de la carne y disoluciones a los que verdaderamente habían
huido de los que viven en error”.
2 Pedro 2:17, 18
.
En esta época de corrupción, cuando nuestro adversario el diablo
ronda como león rugiente buscando a quien devore, veo la necesidad
de elevar mi voz en amonestación. “Velad y orad, para que no entréis
en tentación”.
Mateo 26:41
. Son muchos los que poseen talentos
brillantes y que los dedican impíamente al servicio de Satanás.
¿Qué advertencia puedo dar a un pueblo que profesa haber salido
del mundo, y haber dejado las obras de las tinieblas? ¿A un pueblo a
quien Dios ha hecho depositario de su ley, pero que como la higuera
frondosa ostenta sus ramas aparentemente florecientes ante la misma
faz del Altísimo y, sin embargo, no lleva frutos para gloria de Dios?
Muchos de ellos albergan pensamientos impuros, imaginaciones
profanas, deseos no santificados y bajas pasiones. Dios aborrece
el fruto que lleva un árbol tal. Los ángeles, puros y santos, miran
la conducta de los tales con aborrecimiento, mientras Satanás se
regocija. ¡Ojalá que los hombres y mujeres considerasen lo único
que pueden ganar al transgredir la ley de Dios! En cualquier circuns-
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tancia, la transgresión deshonra a Dios y resulta en una maldición