Página 147 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Agentes de Satanás
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terrible cuenta tendrán que dar en el tribunal de Dios todos los
transgresores de su ley.
¿Podéis conformaros con un nivel bajo vosotros los que habéis
profesado recibir tan grande luz? ¡Oh, cuán ferviente y constan-
temente debemos procurar la presencia divina, y comprender las
solemnes verdades de que el fin de todas las cosas se acerca y de que
el Juez de toda la tierra está a la puerta! ¿Cómo podéis despreciar
sus justos y santos requerimientos? ¿Cómo podéis albergar pensa-
mientos profanos y bajas pasiones a plena vista de los ángeles puros
y del Redentor que se dio a sí mismo por vosotros para redimiros de
toda iniquidad y purificaros como pueblo peculiar, celoso de buenas
obras? Mientras contempléis este asunto a la luz que resplandece de
la cruz de Cristo, ¿no os parecerá el pecado demasiado mezquino y
peligroso para participar en él cuando estáis en los mismos umbrales
del mundo eterno?
Me dirijo a nuestros hermanos. Si os acercáis a Jesús, y tratáis
de adornar vuestra profesión con una vida bien ordenada y una con-
versación piadosa, vuestros pies serán guardados de extraviarse en
sendas prohibidas. Si tan sólo queréis velar, velar continuamente
en oración, y tan sólo hacéis todo como si estuvieseis en la pre-
sencia inmediata de Dios, seréis salvados de caer en la tentación, y
podréis esperar llevar hasta el fin una vida pura sin mancha ni con-
taminación. Si mantenéis firme hasta el fin el principio de vuestra
confianza, vuestros caminos serán afirmados en Dios, y lo que la
gracia empezó, lo coronará la gloria en el reino de nuestro Dios. Los
frutos del Espíritu son amor, gozo, paz, longanimidad, benignidad,
bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
Si Cristo está con nosotros crucificaremos la carne con sus afectos y
concupiscencias.
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