Página 153 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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¿Robará el hombre a Dios?
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¿No estáis dispuestos a aceptar las promesas que el Señor hace
aquí, dejar el egoísmo a un lado y comenzar a trabajar con ahínco
para el adelanto de su causa? No os aferréis a este mundo aprove-
chándoos del prójimo menos próspero, porque Dios os ve; él lee
cada motivo y os pesa en las balanzas del santuario.
Vi que muchos se abstienen de dar para la causa y procuran
acallar la conciencia diciendo que serán caritativos al morir; ni si-
quiera se atreven a ejercitar fe y confianza en Dios contribuyendo
algo mientras tienen vida. Sin embargo, esta caridad de último mo-
mento no es lo que Cristo requiere de sus seguidores; no excusa de
ninguna manera el egoísmo de los vivos. Aquellos que se aferran
a su propiedad hasta el último momento, la entregan más bien a la
muerte que a la causa. Continuamente se experimentan pérdidas.
Los bancos quiebran y la propiedad se consume de mil maneras.
Muchos se proponen hacer algo, pero dilatan el asunto, y Satanás
obra para evitar que los recursos entren del todo en la tesorería. Se
pierden antes de ser devueltos a Dios, y Satanás se regocija porque
así ocurre.
Si queréis hacer algún bien con vuestros recursos, hacedlo en
seguida antes que Satanás se apodere de ellos y estorbe así la obra
de Dios. Muchas veces cuando el Señor ha abierto el camino para
que los hermanos manejen sus recursos de tal manera que puedan
adelantar su causa, los agentes de Satanás han suscitado alguna otra
empresa que ellos estaban seguros iba a duplicar sus recursos. Se
tragan la carnada; invierten el dinero, y la causa -y a menudo ellos
mismos-, nunca gana ni siquiera un dólar.
Hermanos, recordad la causa; y cuando tengáis recursos a vuestra
disposición, aseguraos bien para el día de mañana para que podáis
echar mano de la vida eterna. Fue por vosotros que Jesús se hizo
pobre para que por medio de su pobreza vosotros os hagáis ricos
con el tesoro celestial. ¿Qué le daréis a Jesús, el cual lo dio todo por
vosotros?
No es correcto que os conforméis con hacer vuestros donativos
y legados testamentarios al morir. No podéis determinar ni con el
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menor grado de certeza que la causa se verá alguna vez beneficiada
por ellos. Satanás obra con suma destreza para incitar a los fami-
liares, y busca todo falso pretexto para ganar en favor del mundo
lo que fue solemnemente prometido a la causa de Dios. Siempre