Página 166 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

Basic HTML Version

El amor fraternal
“En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis
amor los unos con los otros”.
Juan 13:35
. Mientras más de cerca
nos asemejemos al Señor en carácter, mayor será nuestro amor hacia
aquellos por quienes él murió. Los cristianos que manifiestan un
espíritu de amor desinteresado los unos por los otros, están dando
un testimonio que los incrédulos no pueden negar ni resistir. Es
inestimable el poder de semejante ejemplo. Nada derrotará con más
éxito los artificios de Satanás y sus emisarios, nada edificará mejor
el reino del Redentor, como el amor de Cristo manifestado por los
[157]
miembros de la iglesia. Se disfrutará de paz y prosperidad solamente
si la humildad y el amor están en ejercicio activo.
En la primera epístola a los Corintios, el apóstol Pablo subraya la
importancia de aquel amor que deben apreciar todos los seguidores
de Cristo: “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo
amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y
si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y
si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no
tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de
comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no
tengo amor, de nada me sirve”.
1 Corintios 13:1-3
.
No importa cuán elevada sea su profesión, aquel cuyo corazón no
ha sido imbuido por el amor hacia Dios y su prójimo no es discípulo
de Cristo. Aunque posea una gran fe, y aun tenga el poder de hacer
milagros, de todos modos, sin amor, su fe no sirve para nada. Podrá
manifestar gran liberalidad, pero si reparte sus bienes para alimentar
a los pobres impelido por otro motivo que no sea el amor genuino,
su obra no lo hará acreedor del favor de Dios. En su celo podría
hasta encarar la muerte de un mártir, pero si carece del oro del amor,
Dios lo consideraría como un fanático engañado o como un hipócrita
ambicioso.
El apóstol prosigue especificando cuáles son los frutos del amor:
“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia”.
vers.
162