Página 175 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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El amor fraternal
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defensa e indigna sobre Jesús y reclama su promesa pura. El Señor
escuchará. El sabe cuán fuertes son las inclinaciones del corazón
natural, y brindará su ayuda en todo momento de tentación.
¿Has caído en el pecado? Entonces, sin más dilatar, procura de
Dios la misericordia y el perdón. Cuando David se convenció de
su pecado, derramó su alma en arrepentimiento y humillación ante
Dios. Sentía que podría soportar la pérdida de su corona, pero no de
ser privado del favor de Dios. Todavía se extiende misericordia al
pecador. En medio de todos nuestros desvaríos, el Señor nos llama
así: “Volveos, hijos apóstatas, y sanaré vuestras apostasías”.
Jeremías
3:22
. Las bendiciones de Dios serán nuestras si escuchamos la voz
suplicante de su Espíritu. “Como el padre se compadece de los hijos,
se compadece Jehová de los que le temen”.
Salmos 103:13
.
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