Página 187 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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La mundanalidad de la iglesia
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la tierra. “Son del mundo; por lo tanto, hablan del mundo, y el mundo
los oye”.
Una llaneza y sencillez puritánicas debieran identificar las mo-
radas y la vestimenta de todos aquellos que creen las solemnes
verdades para este tiempo. El empleo de recursos para el vestido
o el adorno de nuestras casas es un gasto innecesario del dinero
del Señor. Constituye una defraudación de la causa de Dios para la
satisfacción del orgullo. Nuestras instituciones están sobrecargadas
de deudas cómo hemos de esperar que el Señor conteste nuestras
oraciones en favor de su prosperidad cuando no estamos haciendo
lo posible para aliviar su apuro económico?
Me dirijo a vosotros como Cristo a Nicodemo: “Tendréis que re-
nacer”. Los que son gobernados por Cristo en su interior no sentirán
ningún deseo de imitar la ostentación del mundo. Llevarán consigo
a todas partes la bandera de la cruz, siempre dando testimonio de
propósitos más elevados y de temas más nobles que aquellos en que
están absortos los mundanos. Nuestra vestimenta, nuestras casas,
nuestra conversación, debieran dar testimonio de nuestra consagra-
ción a Dios. ¡Cuánto poder acompañaría a los que dieran muestras
de haberlo dejado todo por Cristo! A Dios no le avergonzaría reco-
nocerlos como hijos suyos. El bendeciría a su pueblo dedicado, y el
mundo incrédulo le temería.
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Cristo anhela trabajar poderosamente mediante su Espíritu en
favor de la convicción y conversión de los pecadores. Pero, conforme
a su divino plan, la obra ha de hacerse mediante el instrumento de su
iglesia, y sus miembros se han apartado tan lejos de él, que no puede
llevar a cabo su voluntad a través de ellos. Dios escoge trabajar a
través de ciertos medios; sin embargo, los medios que emplea han
de estar en armonía con su carácter.
¿Quiénes hay en Battle Creek que sean fieles y leales? Que se
pongan del lado del Señor. Si deseamos estar en una posición donde
Dios pueda usarnos, tendremos que poseer tanto una fe como una
experiencia personales. Sólo los que confían enteramente en Dios
están seguros ahora. No hemos de seguir ningún ejemplo ni depender
de ningún apoyo humano. Hay muchos que constantemente asumen
puntos de vista equivocados y hacen malas movidas; si confiamos
en su dirección nos desviaremos.