Página 191 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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La consulta a los médicos espiritistas
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considero malo el consultar a médicos espiritistas y clarividentes.
Por falta de tiempo no he contestado a esas cartas. Pero ahora el
asunto ha sido nuevamente sometido a mi atención. Tan numerosos
se están volviendo estos agentes de Satanás, y tan general la prác-
tica de pedirles consejo, que parece necesario proferir palabras de
advertencia.
Dios ha puesto a nuestro alcance la posibilidad de obtener co-
nocimiento de las leyes de la salud. Nos ha impuesto el deber de
conservar nuestras facultades físicas en la mejor condición posible,
a fin de que le prestemos servicio aceptable. Los que se niegan a
aprovechar la luz y el conocimiento que han sido puestos misericor-
diosamente a su alcance, están rechazando uno de los medios que
Dios les ha concedido para favorecer tanto la vida espiritual como la
física. Se están colocando donde estarán expuestos a las seducciones
de Satanás.
No pocos, en esta era cristiana y en esta nación cristiana, recurren
a los malos espíritus, antes que confiar en el poder del Dios viviente.
La madre, que vela junto al lecho de su hijo enfermo exclama: “No
puedo hacer más. ¿No hay médico que tenga poder para sanar a
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mi hijo?” Se le habla de las maravillosas curaciones realizadas por
algún clarividente o sanador magnético, y ella le confía su amado,
poniéndolo tan ciertamente en las manos de Satanás como si éste
estuviese a su lado. En muchos casos, la vida futura del niño que-
da dominada por una potencia satánica que parece imposible de
quebrantar.
Muchos no quieren hacer el esfuerzo necesario para obtener un
conocimiento de las leyes de la vida y de los sencillos medios que se
pueden emplear para recuperar la salud. No se colocan en la debida
relación con la vida. Cuando la transgresión de la ley natural provoca
la enfermedad, no tratan de corregir sus errores, para pedir luego la
bendición de Dios, sino que recurren a los médicos. Si recobran la
salud, dan a las drogas y a los médicos toda la honra. Están siempre
listos para idolatrar el poder y la sabiduría humanos, pareciendo no
conocer otro dios que la criatura que es polvo y ceniza.
He oído a una madre rogar a un médico incrédulo que salvase
la vida de su hijo; pero cuando le rogué que pidiese ayuda al gran
Médico que puede salvar hasta lo sumo a todos los que a él se