Página 201 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Se piden obreros
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responder a estos llamados? Se abren ante nosotros vastos territorios
donde la luz de la verdad nunca ha penetrado. Adonde quiera que
miramos, vemos que hay abundantes mieses maduras listas para ser
cosechadas, pero no hay quien siegue. Se ofrecen oraciones en favor
del triunfo de la verdad. Hermanos, ¿qué significan estas oraciones?
¿Qué clase de éxito esperáis tener? ¿Un éxito que se acomode a
vuestra indolencia, a vuestra complacencia egoísta; un éxito que se
apoye y sostenga a sí mismo sin esfuerzo de vuestra parte?
Tiene que haber un cambio decidido en la iglesia, que incomode
a los que reposan despreocupadamente, antes de que puedan en-
viarse al campo obreros capacitados para hacer su solemne obra.
Tiene que producirse un despertamiento, una renovación espiritual.
La temperatura de la devoción cristiana tiene que elevarse. Han de
trazarse y llevarse a cabo planes para que, la verdad sea diseminada
por el mundo entero. Satanás está meciendo en sus brazos y ador-
meciendo a los profesos seguidores de Cristo, mientras alrededor de
ellos las almas perecen, ¿y qué excusa ofrecerán al Maestro por su
negligencia?
Las siguientes palabras de Cristo se aplican a la iglesia: ¿Por
qué estáis todo el día desocupados?”
Mateo 20:6
. ¿Por qué no estáis
ocupados en alguna tarea dentro de su viña? Vez tras vez él os ha
rogado: “Id también vosotros a la viña, y lo que sea justo, eso re-
cibiréis”; pero este gentil llamado del cielo ha sido descuidado por
la gran mayoría. ¿No es ya tiempo de que obedezcáis los mandatos
de Dios? Hay trabajo para cada persona que profesa el nombre de
Cristo. Una voz del cielo os llama solemnemente a que cumpláis
vuestro deber. Escuchad esta voz e id a trabajar en seguida a cual-
quier lugar, en cualquier tarea. ¿Por qué estáis aquí ociosos todo
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el día? Hay trabajo que hacer, un trabajo que exige de vosotros las
mejores fuerzas. Cada momento precioso de la vida se relaciona con
algún deber que adeudáis a Dios o a vuestro prójimo, ¡y sin embargo
permanecéis ociosos!
Queda por hacerse una gran obra en favor de la ganancia de
almas. Todos los ángeles de la gloria toman parte en esta obra,
mientras que todos los demonios de las tinieblas se oponen a ella.
Cristo nos ha demostrado el gran valor de las almas al venir al
mundo atesorando en su corazón el amor eterno, y ofreciendo hacer
al hombre heredero de todas sus riquezas. Nos revela el amor del