Página 217 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Una exhortación
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haga?” El verdadero cristiano nunca se quejará de que el yugo de
Cristo es una mortificación. Considera el servicio a Jesús como la
libertad más plena. La ley de Dios es su delicia. En lugar de procurar
rebajar los mandamientos divinos para que coincidan con sus propias
deficiencias, se esmera constantemente para colocarse al nivel de la
perfección de ellos.
Una experiencia semejante ha de ser nuestra si queremos estar
en pie en el día de Dios. Ahora, mientras dura el tiempo de prueba,
mientras aún se oye la voz de la misericordia, es el tiempo para que
nosotros desechemos el pecado. Mientras la oscuridad moral, cual
mortaja cubre la tierra, la luz de los portaestandartes de Dios ha de
brillar con mayor esplendor, marcando el contraste que existe entre
la luz del cielo y las tinieblas satánicas.
Dios ha hecho amplia provisión para que aparezcamos perfectos
en su gracia, sin necesidad de nada, esperando la manifestación de
nuestro Señor. ¿Estáis listos? ¿Tenéis puesta la vestimenta de boda?
Esa vestimenta nunca encubrirá el engaño, la impureza, la corrupción
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o la hipocresía. Dios tiene su vista puesta en vosotros. Ella discierne
los pensamientos y las intenciones del corazón. Podemos ocultar
nuestros pecados de la vista del hombre, pero no podemos esconder
nada de nuestro Hacedor.
Dios no eximió a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte
por nuestras culpas y lo resucitó para nuestra justificación. En el
nombre de Cristo podemos presentar nuestras peticiones ante el
trono de la gracia. A través de él, indignos como somos, podemos
obtener todas las bendiciones espirituales. ¿Vendremos a él para que
tengamos vida? ¿Cómo llegaremos a conocer por nosotros mismos la
bondad y el amor de Dios? El salmista nos dice -no escuchar y saber,
leer y saber, creer y saber, sino-
“Gustad
y ved que es bueno Jehová”.
Salmos 34:8
. En vez de confiar en la palabra de otra persona, gustad
por vosotros mismos.
La experiencia es conocimiento derivado del experimento. Lo
que se necesita ahora es religión experimental. “Gustad y ved que es
bueno Jehová”. Algunos -sí, un gran número (de personas)- tienen
un conocimiento teórico de la verdad religiosa, pero nunca han sen-
tido el poder renovador de la gracia divina en sus propios corazones.
Estas personas siempre se dilatan en prestar atención a los testi-
monios de amonestación, reprensión e instrucción dictados por el