Página 26 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 5
¿Quién de nosotros está siguiendo fielmente al Modelo? ¿Quién
de nosotros ha emprendido y continuado la lucha contra el orgullo
del corazón? ¿Quién de nosotros, con toda seriedad, se ha puesto
a luchar contra el egoísmo hasta que éste abandone su morada en
el corazón y deje de manifestarse en la vida? Al contemplar la cruz
de Cristo y ver cumplirse las señales que nos acercan más al juicio,
quiera Dios que las lecciones que se nos han dado puedan quedar
grabadas de tal manera en nuestros corazones que nos hagan más
humildes, más abnegados, más bondadosos el uno para con el otro,
menos preocupados por nosotros mismos, menos criticadores, y
más dispuestos a llevar las cargas los unos de los otros, que lo que
estamos ahora.
Se me ha mostrado que, como pueblo, nos estamos apartando
de la sencillez de la fe y de la pureza del Evangelio. Muchos corren
grave peligro. A menos que cambien su comportamiento, serán
separados de la Vid verdadera, como ramas inservibles. Hermanos
y hermanas, se me ha mostrado que estamos al borde del mundo
eterno. Es preciso que ahora ganemos victorias a cada paso. Cada
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acto de bondad es una semilla que se siembra, la cual dará fruto
para vida eterna. Todo éxito logrado nos coloca en un peldaño más
elevado de la escala del progreso y nos proporciona mayor fuerza
espiritual para alcanzar nuevas victorias. Cada acto correcto prepara
el camino para la repetición del mismo.
El tiempo de prueba se está terminando para algunos; y ¿podrá
decirse que andan bien, que se han hecho aptos para la vida futura?
¿No revelará su registro oportunidades desperdiciadas, privilegios
descuidados, una vida de egoísmo y mundanalidad que no ha llevado
fruto para la gloria de Dios? ¿Y cuánto de la labor que el Maestro
nos dejó para hacer ha quedado sin hacer? En todo nuestro alrededor
hay almas que amonestar; pero con frecuencia hemos ocupado el
tiempo en servirnos a nosotros mismos, y ante Dios ha subido un
registro de almas que han bajado al sepulcro perdidas, sin haber sido
amonestadas.
El Señor todavía tiene propósitos de misericordia para con no-
sotros. Hay lugar para el arrepentimiento. Podemos convertirnos en
los amados de Dios. Ruego a los que han tenido por muy lejana la
venida de nuestro Señor que comiencen ahora la labor de redimir el
tiempo. Estudiad la Palabra de Dios. Que todos los que estén en esta