Página 264 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 5
están en la obra. Estos hombres han de tenerse en alta estima por
causa de su obra. Hay algunos que querrán seguir sus propias ideas
burdas; pero tienen que aprender a recibir consejo y a trabajar en
armonía con sus hermanos, de lo contrario sembrarán duda y discor-
dia con una cosecha que no les interesará recoger. Es la voluntad
de Dios que aquellos que toman parte en su obra estén sujetos los
unos a los otros. Su culto ha de conducirse en forma consecuente,
con unidad y sano juicio. Dios es nuestro único ayudador eficaz. Las
leyes que gobiernan a su pueblo, sus principios de pensamiento y
acción, son recibidos de él por medio de su Palabra y de su Espíritu.
Cuando su Palabra es amada y obedecida, sus hijos andan en la luz,
y no hay ocasión de tropiezo en ellos. No aceptan la norma baja del
mundo, sino que obran en conformidad con el punto de vista bíblico.
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El egoísmo que existe entre el pueblo de Dios es una afrenta para
él. Las Escrituras denuncian la avaricia como idolatría. Dice Pablo
que “ningún... avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de
Cristo y de Dios”.
Efesios 5:5
. Lo que ocurre con muchos es que
tienen muy poca fe. Como el hombre rico de la parábola quieren
mantener sus graneros abastecidos. El mundo ha de ser amonestado
y Dios quiere que estemos enteramente envueltos en su obra; pero
los hombres tienen tanto que hacer para fomentar sus proyectos
lucrativos que no les queda tiempo para impulsar a los triunfos de
la cruz de Cristo. No tienen tiempo ni voluntad para emplear su
intelecto y fuerzas en la causa de Dios.
Hermanos y hermanas, es mi deseo estimular en vuestras mentes
el desprecio de vuestras presentes ideas limitadas concerniente a la
causa y obra de Dios. Deseo que comprendáis el gran sacrificio que
Cristo hizo por vosotros cuando se volvió pobre para que por medio
de su pobreza vosotros poseyéseis las riquezas eternas. ¡Oh, no déis
lugar a que por causa de vuestra indiferencia al eterno peso de gloria
que está a vuestro alcance, los ángeles lloren y escondan sus rostros
con vergüenza y disgusto! Despertad de vuestro letargo; avivad
todas las facultades que Dios os ha dado y trabajad por las almas
preciosas por las cuales Cristo murió. Estas almas, si son traídas al
redil de Cristo, vivirán a través de todos los siglos de la eternidad. ¿Y
planearéis hacer lo menos posible en favor de su salvación mientras
que, como el hombre con un talento, invertís vuestros recursos en la