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Testimonios para la Iglesia, Tomo 5
acción, lo que determina su valor. Hay obra que hacer por nuestros
vecinos y por aquellos con quienes nos asociamos. No estamos libres
para cesar nuestras labores pacientes y dedicadas en favor de las
almas, mientras queden algunas fuera del arca de salvación. No hay
tregua en esta guerra. Somos soldados de Cristo y estamos bajo la
obligación de velar, no sea que el enemigo nos gane la delantera y
capte para servicio suyo almas que pudiéramos haber ganado para
Cristo.
El día del deber y la responsabilidad es nuestro; tenemos una
obra que hacer para Dios. La iglesia de _____ gradualmente se ha
vuelto fría e indiferente a la religión. Hay mucho que hacer por sus
miembros individualmente. Una gran luz ha iluminado su senda. Por
esto tendrán que rendir cuenta. Dijo Cristo: “Vosotros sois la luz del
mundo”; “vosotros sois la sal de la tierra”.
Mateo 5:13, 14
. Necesitan
que una obra más profunda de gracia se efectúe en sus corazones.
Tiene que haber una reforma antes de que Dios pueda bendecirlos.
Hay muchos que profesan la fe formalmente. La búsqueda egoísta
de ganancias ha eclipsado la herencia eterna. Si se hace del reino
de Dios lo primero, una integridad noble resplandecerá en la vida
y el carácter. Esto es lo que el hermano A necesita, si es que ha de
ejercer una influencia para el bien. A él le gusta manejar su dinero
y verlo incrementar mediante inversiones de diversas maneras. Su
mente y sus afectos están absortos en empresas mundanales. Está
embriagado con los cuidados de esta vida; es decir, está tan dedicado
a su negocio, que no puede pensar de manera racional e inteligente
acerca de las cosas de Dios; su visión ha sido empañada por el amor
al dinero. La verdad debería alcanzar hasta lo más profundo de su
corazón y dar fruto en su vida privada y pública.
El hermano A se ha excusado por no haber hecho de las Escritu-
ras objeto de su estudio, por ser un hombre de negocios; pero, para
alguien que lleva el peso de los cuidados comerciales las Escrituras
serán una fuente de fuerza y seguridad. Un hombre tal tiene una
necesidad tanto mayor de luz de la Palabra de Dios, de sus consejos
y amonestaciones, que si no estuviera colocado en una posición
tan peligrosa. Si el hermano A ejerciera en las cosas de Dios la
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misma previsión y pericia comercial que ha dedicado a los asuntos
seculares, obtendría resultados bendecidos. Si piensa que Dios está
satisfecho con él mientras dedica su talento y energía casi entera-