Página 278 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 5
limitada. Satanás, quien había estado manteniendo sus mentes en el
engaño, los indujo a pensar que habían realizado una acción liberal
al enviar fondos a la Asociación General, cuando al investigarse, los
hechos demostraron que todavía estaban considerablemente lejos
de devolver a la asociación la cantidad que se había gastado en el
envío de obreros para ayudarles en diversas formas a emprender la
obra y llevarla adelante. Sin embargo, estas personas se han sentido
lastimadas, están insatisfechas, descontentas y se han apartado de
Dios porque pensaban que estaban realizando una acción importante.
Esto solamente demuestra cuán grande puede ser el engaño sobre
las mentes que no están bajo el control especial del Espíritu de Dios.
Sus dudas, sus sospechas, su prejuicio concerniente a la Asociación
General, fue todo impulsado por Satanás. La causa de Dios es una en
todo el mundo. Cada ramo de la obra gira en torno a Cristo. Ninguna
parte del campo es independiente de las demás.
Queridos hermanos, habéis permitido que Satanás entre en vues-
tros corazones, y nunca podréis apartarlo del todo hasta que os
arrepintáis de vuestras dudas pecaminosas y por no haber cumplido
vuestras promesas. El mensajero del Señor fue despreciado y acu-
sado de haber presionado indebidamente al pueblo. Dios no quedó
conforme con el hermano B por no haber dado un testimonio decidi-
do en contra de todo esto y por no haberos mostrado vuestro pecado
tal como era.
“Cuando haces a Dios una promesa, no tardes en cumplirla;
porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes.
Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas. No
dejes que tu boca te haga pecar, ni digas delante del ángel, que fue
inadvertencia. ¿Por qué harás que Dios se enoje a causa de tu voz, y
que destruya la obra de tus manos?”
Eclesiastés 5:4-6
.
Aquí el asunto se presenta en su verdadera luz. Vuestra obra fue
hecha en presencia del ángel de Dios. Vuestras palabras no solamente
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fueron escuchadas por los hombres, sino que el ángel de Dios las
escuchó, ¿y acaso os sorprende que Dios se haya airado contra
vosotros? ¿Será posible que os extrañe que él no os ha bendecido y
capacitado para que podáis cumplir vuestras promesas? Al quejaros,
al murmurar, al retirar vuestras promesas y al pensar que los siervos
de Dios os habían engañado y extraído de vosotros promesas injustas,
el enemigo se regocija. Si os fuera posible ver vuestra actitud tal cual